Sanma no Kurai: Tres aspectos que pulir
Bienvenidos de vuelta por estos lares. Con la intención de rescatar un concepto más dentro de la serie Sabiduría del Budo compartiremos hoy un concepto un poco curioso. Este concepto si no me equivoco lo manejan mucho en el Kendo, especialmente para mejorar su técnica de esgrima.
San es el número tres en japonés. Ma significa “pulir”. Kurai significa aquí “nivel”. Así que básicamente lo que nos dice es que hay tres niveles en los que pulirse.
¿Cuáles son estos tres niveles del Sanma no Kurai?
Te lo cuento en una lista breve y después entramos en detalles:
1. Narau (Para algunos, “Shu”)
2. Kufu (Para algunos, “Ko”)
3. Neru (Para algunos, “Ren”)
Primero está el concepto de narau, “aprendizaje”:
Aprendemos de nuestros maestros. Los escuchamos atentamente y procedemos como nos hayan indicado.
Practicamos repetidamente lo que hemos aprendido de nuestros maestros y tratamos de adquirirlo. Ese es el primer nivel.
Después, viene kufu, el “trabajo”:
Hacemos ajustes o nos volcamos en lo aprendido. Esto implica razonar y experimentar seriamente.
Debemos seguir las instrucciones que nos brindan los maestros; pero para hacer que funcione para nosotros, tenemos que pensar en cómo podemos adquirir (hacer nuestro) lo que hemos aprendido.
Esto no es «innovar». No hacemos cosas nuevas, seguimos al maestro.
Finalmente, entramos en el neru, en “perfeccionar(se)”:
Repetimos el kufu una y otra vez para hacer a la perfección lo que hemos aprendido. Pero todos sabemos que la perfección no se alcanza con esa facilidad. Por ello, regresamos al narau (aprendizaje) y pasamos por el mismo proceso de nuevo.
Como dato de interés, hay otra teoría o propuesta del Sanma no Kurai.
En esta segunda presentación, lo describen así:
- Narau (習う) – aprender, el proceso de adquirir información.
- Keiko (稽古) – practicar, aplicar lo que se ha aprendido.
- Kufu (工夫) – ganar comprensión y conocimiento en profundidad para poder asimilar lo aprendido. Perfeccionarse, además.
La primera y la tercera etapa ya nos son conocidas (además de que aquí la tercera, curiosamente, aglutina y amplía lo que se incluía en el segundo y tercer puntos de la propuesta anterior).
La única diferencia es la segunda frase y su designación, que es keiko.
Keiko significa «entrenarse, practicar»… Como quizás sepas si has estudiado algún arte marcial japonés, ya que recordarás que a tu atuendo se le llama keiko-gi («ropa de práctica»).
Así que, según esta segunda vertiente aprendes, practicas lo aprendido y realizas ajustes en ello.
No sé por qué hay dos teorías, pero ayuda para contrastar y elaborar nuestra propia idea sobre el Sanma no Kurai.
Básicamente, ambas teorías nos dicen que tenemos que prestar atención a nuestros maestros con sinceridad y humildad.
Practicar lo que hemos aprendido y ajustarlo para adquirirlo. Tomar lo aprendido y llevarlo al siguiente nivel.
En otras palabras, entrenarnos a nosotros mismos para ejecutar lo aprendido perfectamente EN CUALQUIER MOMENTO.
Por eso es por lo que deberíamos seguir entrenando.
¿Alguno de vosotros es capaz de hacer algo tres veces seguidas a la perfección y de la misma manera? Yo por lo menos no soy capaz. Siempre tengo algún ajuste que hacer. Esto suena a sentido común puro y duro, pero no es fácil de hacer…
Probablemente es por esa razón que hay enseñanzas como Sanma no Kurai.
~~õ~~
La reflexión del Sanma no Kurai de hoy va dirigida a dos puntos de dolor distintos:
- Saber encontrar maestros dignos de tal condición.
- Saber evitar el dogmatismo fruto de seguir a otros.
Es por estas dos razones que se debe tener especial cuidado y precaución al momento de escoger por quién dejarse guiar y en qué sentidos nos dejamos guiar.
A veces, aceptamos como válidos los consejos únicamente tras ver que «son puestos en práctica» por otros (o por uno mismo), y que en apariencia «funcionan». Es decir, que «dan lo que prometen».
Pero no todo en la vida tiene una metodología replicable con un 100% de garantías de lograr el mismo resultado.
¿Cuál es el problema con estos dos aspectos, entonces?
Que preferimos creer en las promesas a ciegas, y tragamos con la falacia de fijarnos únicamente en los pocos casos de éxito, obviando los que no lo alcanzan.
Que quienes buscan remedios para un asunto o circunstancia personal, y al hacerlo encuentran malos maestros con propuestas dogmáticas, no se dan cuenta de la película hasta que aparecen Freddy, Jason, el Alien y Predator juntos…
Es decir, que usualmente no nos molestamos en volcarnos con el proceso de entender qué es exactamente lo que nos están proponiendo, o en ocasiones incluso imponiendo… Y profundizar en busca de la esencia y motivación de tales consejos.
Ni mucho menos nos habremos preocupado de ver efectos, responsabilidades contraídas, y etc.
Por eso muchos se sorprenden (y no para bien) cuando terminan peor de lo que estaban al principio.
Algunos dirían que no es mi papel preocuparme por ello. Que cada cual es libre de joderse la vida como quiera y que todos tenemos cabida en el mercado y ya el público decidirá lo que le hace mayor bien.
Que no es tan importante ni tan necesario tener ojo crítico y pasar las cosas por el tamiz, porque el remedio es mucho más sencillo que todo eso… Cada uno tiene su justificante favorito.
El caso es que no solo es necesario, sino que también es deseable que nosotros (como mentores, coaches y terapeutas) tanto como vosotros (como alumnos, coachees y pacientes) tengamos unos estándares y unos valores firmes.
Una posible solución a ese problema que percibo sería esta criba.
Sin duda, el remedio puede ser muy sencillo y hasta podemos elaborar un procedimiento para cribar:
- Molestarse en meditar los consejos que recibimos, sin aceptarlos o rechazarlos de plano ciegamente.
- Deconstruírlos, diseccionarlos y examinarlos para saber exactamente qué implican y cómo nos afectan.
- Re-ensamblarlos a nuestro ritmo y gusto, para poder ajustarlos a nuestra hechura…
- Y aprender a descartar consejos cubiertos de sabor a miel pero con el interior podrido.
Es una propuesta de solución a granel, para la mayoría. Para destacar que todos podemos ejercer el criticismo sano.
No obstante, cada caso en particular tendrá una medida o combinación de medidas en particular.
Puede ser esta nada más, puede ser esta junto con alguna(s) otra(s)… O puede no ser esta y ser cualquier otra más a vuestra usanza.
Al final, en cuanto a nuestra solución ideal se refiere… Depende de cada uno encontrarla.
Y si queréis hallarla, será mejor que empecéis ahora.
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Es curioso como hay personas que no pasan del perimer punto, narau, no escuchan lo que se las instrucciones que se les dicen y/o quieren interpretar algo totalmente diferente, y digo quieren porque no es que no entiendieron el mensaje sino que lo escuchan y lo desechan para seguir sus propias suposiciones, incluso cuando le estan diciendo el porqué se debe hacer así. Ahora bien, si ellos tienen un punto a debatir, bienvenido, pero no lo externan y sólo hacen lo que quieren.
Muy buen escrito 😀
Saludos!
Muchas gracias por tu participación, aporte y visita Mer.
Una cosa que aprendí en su día es que las personas, cuando otros hablan, están pensando en lo que harán o dirán cuando el otro termine de hablar… Y dejan a su subconsciente o a un proceso secundario el enterarse de lo que pasa y lo que les cuentan. Así normal que se produzcan equívocos, lagunas, carencias y lo que mencionas tú misma; interpretaciones totalmente distintas al concepto original fruto de escuchar mal, desechar lo que sea y suponer las cosas. Me ha resultado curioso que lo mencionaras… 🙂
Por demás diré que la gente suele cohibirse y optar por no expresar sus opiniones, sean contrarias o afines, enriquecedoras y constructivas o carne de cañón para un debate que a tal nos lleve. No es culpa de nadie, simplemente prefieren evitar confrontaciones de ideas, que son poco deseables para la mayoría. Algunos prefieren no quedarse sin argumentos que sostener, otros prefieren no hacerlo por salvar sus tambaleantes pensamientos de un desplome seguro… Otros porque saben que les digan lo que les digan seguirán pensando lo mismo (o como les dé la gana hacerlo en su defecto)… Razones hay mil.
Cuento contigo cada vez que gustes en acompañarnos. ¡Abrazos!
Sergio, me gusta mucho la idea de ·»de-construirnos». Me encantaría que profundizases en técnicas a tu juicio idóneas para realizar este proceso.
Ya lo veremos, pero por lo pronto este blog está lleno de esos recursos. Basta con saber dónde mirar, o mejor dicho, ser capaz de reconocer lo que uno ve pero no mira.