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Un mundo que no tiene nada que aportar

Como muchas personas que me leen desde hace tiempo saben, he estado siguiendo desde cerca las idas y venidas de ciertos personajillos que dicen pertenecer a una «comunidad de seducción». Son los mismos a los que tanto yo como varios otros llevamos años llamando «industria del ligue».

Un resumen de introducción a este post: hay demasiado pluriputiferio en las ideas de los sitios que difunden esa temática, demasiado lameculismo, tráfico de influencias y clientes, y afán de lucro a expensas de la voluntad de mejora de los demás.

¿En qué me baso para decir esto? En los 11 años de vida que tiene dicha industria, y en los 7 años que llevo siguiéndola de cerca. En los más que numerosos ejemplos de tipos que pretenden hacer ver que son políticamente correctos e intachables y luego descubres que son del tipo tiro la piedra y escondo la mano. Y en sus ideas, que si hubiera que calificarlas de alguna forma sería hablando de ignorancia e ignominia hacia lo que representan las relaciones y las personas del sexo opuesto para la propia vida.

Si quieres saber más, te espero dentro del artículo.

Estamos viviendo un momento donde cualquiera que logra publicar un libro acerca de la materia no hace sino un refrito de las ideas que otros ya han vertido antes, pero «a su manera». Y también «hereda» su forma de hacer las cosas: te vendo el libro y si por un casual no lo entiendes o quieres aprender más y mejor, o mejorar lo aprendido… Vente de talleres, que en un fin de semana te voy a cambiar la vida.

Hilarante hasta el extremo.

Estamos ante una situación donde personas que se las dan de expertos en ciertas cosas son capaces de confundir aquello en lo que dicen ser expertos con otra disciplina (véase un ejemplo de mi cariñoso amigo que nunca comenta con el mismo nombre y todo el mundo sabe quién es, que confunde la psicología y la psiquiatría a pesar de afirmar ser un experto en psicología, marketing y diseño gráfico).

Tal es la confianza que se desprende de personas que no demuestran las credenciales de estudios que dicen poseer. Ni mucho menos, las competencias que otorgan.

Estamos ante una tentativa de modelo de subsistencia y mercado basado en el tráfico de, como ya he dicho, un pluriputiferio de ideas a cuál más peligrosa y equivocada… Mediante formatos de cursos, seminarios, vídeos, libros, blogs, foros… Etcétera. De hecho, en dichos lugares se forman «comunidades de usuarios» donde te basta con llevar la contraria a la tónica general o pensar diferente al dogma que se estila…

Y ya te sacan las uñas, y te conviertes en persona non grata. Eso cuando el cabecilla no te da un toque de atención o te borra los mensajes porque le estás jodiendo el negocio.

Estamos ante unos «expertos» que instruyen a los hombres que acuden a ellos a comportarse como auténticos sociópatas, desequilibrados mental y emocionalmente. Revestidos de parches de seguridad, autoestima, amor propio… Personas que se desmoronan en cuanto algo no les sale como esperan o como quieren, y reaccionan de formas violentas y desubicadas, agrediendo verbalmente y en ocasiones hasta físicamente… O cayendo en el maltrato psicológico directo.

Habrá quien diga que no puedo tomar lo que alguien enseña como malo por el uso que se hace de lo enseñado. Pero siempre se puede aludir a la intencionalidad real de lo enseñado, al trasfondo y la esencia. Al asunto particular, a la meta que persigue y su trascendencia, o la implicación real de la persona que siga esas enseñanzas.

Particularmente, estoy cansado de ver vidas arruinadas por transmitir tan alegremente estas enseñanzas, y varias otras. Así que, sólo tengo una cosa que decir.

No vamos a cerrar más la boca.

Si quieres conocer un poco sobre la verdad en el tema de la autoayuda, te invito a que leas este artículo de Borja Vilaseca: La verdad sobre la Autoayuda.

Por otro lado, si estás interesado en un mundo que de verdad persigue tu mejora y tu beneficio… Acompáñanos. Siempre hay hueco para uno más.

Kheldar

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2 comentarios

  1. En román paldino se llama charlatanería a ese comportamiento, no es nada nuevo.
    El charlatán vive de los anhelos de su público, piensa en el buhonero de los westerns, aquel que vende el elixir cura-lo-todo, o las peregrinaciones a cualquier pueblo perdido de nuestra geografía porque allí mora un curandero que te quita la alopecia con el pellejo de una morcilla, por ejemplo, y no voy a frivolizar con el esfuerzo que hacen personas con alguna dolencia grave en busca de soluciones, es lo que tiene la desesperación, el clavo ardiendo al que te agarras porque no sabes QUE mas hacer.

    No deja de ser un tipo mas de salvador: Alguien está perdido, («no me como una rosca, no sé COMO interesar a alguien, QUIERO/(anhelo) que ella se fije en mí y que «caiga» en mi red…) el motivo que subyace siempre es el mismo, aunque tome distintas formas y aparece alguien que te «regala/vende/ofrece» la solución infalible y definitiva a tu problema, como no sabes NADA del tema asumes que el SI, y te lo crees. Sencillamente te ha dicho lo que TU querías oir, te ha regalado esperanza.

    Tendemos a buscar fuera aquello que ya tenemos dentro, aunque no lo percibamos y en este inframundo de la seducción, asumo que la INMENSA mayoría de la gente se acerca a él por el motivo antes mencionado: La ausencia de resultados favorables en las relaciones e interacciones sentimentales, el no comerse un rosco, vaya.

    Es después cuando uno profundiza en todos estos temas cuando descubre que su ausencia de resultados no es la CAUSA de infelicidad o tristeza que el pensaba sino CONSECUENCIA de una serie de carencias y miedos muchísimo mas amplia que ni siquiera sabíamos que estaban ahí. y en ese terreno los charlatanes enmudecen, se quedan en esa jerga estupida de puas, idis, sets, openers, cbs…etc, etc.., que realmente no sabes si te están contando una simple conversación con una chica o la maniobra de atraque de la Soyuz en la ISS.

    Los falsos profetas forman parte de la vida, los hay en todos los ámbitos, surgen de la mezcla de la deseperación y la ley del mínimo esfuerzo, alégrate de ello, a fin de cuentas revalorizan tu blog.

    Y para terminar esta vomitona, sólo comentarte que AMEN al artículo de B. Vilaseca, lo leí la semana pasada y me parece certero como pocos.

    Abrazos

    Nightcrawler

    1. Sólo te voy a decir que me he ganado la expulsión permanente de donde el tito del Bass por un comentario como es éste:

      Si a ustedes, señores usuarios del presente foro, yo les preguntase… ¿Qué significa realmente ser un seductor?

      Ninguno de ustedes podría responder a esa pregunta. Ni yo mismo podría. Llegué a una conclusión muy acertada hace tiempo… Los seductores no existen. Son una creación de la mente de aquél que observa e interpreta a los demás.

      Es por ello que la única pregunta que sí podrían responder, es ésta: ¿qué significa para vosotros ser un seductor?

      Y respecto de ello, una gran parte responderá lo mismo movida por la tendencia al rebaño… La historia de siempre, la de la cultura pop y el cine de Hollywood. Otros intentarán diferenciarse del rebaño, haciendo de antítesis de lo que en el primer grupo creen y representan… Aquí hablo de todos desde Jeffries hasta el señor del Bass.

      Pero, una tercera parte…

      Una tercera parte, no sólo dará una idea beneficiosa, enriquecedora, armoniosa, equilibrada, rica en valores y emociones; sino que será viva imagen de esa idea. A esos, yo los llamaría seductores.

      Hace unos días recibí un mail suyo al que pedía respuesta, en el que me invitaba «amablemente» a dejar de ser yo mismo o abandonar su foro… En pocas palabras. ¿Por qué? Porque le estoy fastidiando el negocio a base de comentarios ácidos y anti-dogmáticos, mientras que él intenta regurgitar la misma mierda que insuflan en todo sitio de la industria del ligue. Y como comprenderás, no queda bonito que en un foro haya dos opiniones enfrentadas; la del creador del sitio y la de los usuarios que no se creen su opinión y tienen una propia. Así que, tira la piedra y esconde la mano.

      Otro vendido más, o como decían por ahí… Otro día, la misma mierda.

      Abrazos,

      Kheldar

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