Hoy me dispongo a transmitiros una dosis de mis propios recuerdos y experiencias.
Quiero sembrar en vosotros varias semillas de conocimiento.
Merecéis saber, que desde hace mucho tiempo… Hay personas desinformando, perjudicando y generando dependencias a otros que buscan cambiar sus vidas.
Pero, ¿por qué acuden estas personas a gente así? ¿No se dan cuenta de que son contraproducentes para ellos/as? ¿Les da igual? Tal vez se den cuenta de ello después de haber conocido a la persona detrás de la fachada, por el trato recibido… ¿Verdad?
Bueno, espero que estas líneas respondan muchas de esas preguntas, si no todas.
Si me vuelco un poco más en este texto… Tal vez te fecunde a distancia.
O salte de la pantalla para morderte un ojo… O donde caiga.
Mientras escribo estas palabras, en mi mente resuena el eco de miles de conversaciones a lo largo de los últimos años… Miles de conversaciones que tienen que ver con un mismo tema. Personas que, si bien no enteramente infelices, desoladas o perjudicadas (aunque algunas sí que haya), sienten que algo falta y algo sobra en sus vidas.
Personas que si bien pueden tener (o tenían en el momento) una vida rica y dichosa en ciertos aspectos, para ciertos otros llegaron a sentir como si la vida que estuvieran llevando fuese para otra persona. Personas que no se sienten plenamente realizadas en algún aspecto… La mayor parte de esas personas no tenían idea alguna de qué hacer, de qué decir, y por encima de todo eso, sus relaciones con el sexo opuesto estaban definidas a través de sus propias inseguridades, complejos y temores.
