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Reflexiones parte 2: Mis tres tesoros; improvisación, imaginación e iniciativa.

Buenas a todos y bienvenidos una vez más al espacio de La Vida es Fluir. Parte de lo que me motiva a escribir en un sitio como éste es el hecho de que, al ser mi blog personal, escribo lo que me apetece y lo único que debo tener en cuenta es que sea fiel a mí mismo.

Algunas personas parecen pensar que si vienen a comentar arbitrariamente y se toman esfuerzos desmesurados por molestarme y tratar de devaluar mi imagen, les voy a hacer algo de caso. La verdad es que se equivocan profundamente, y en el escrito de hoy váis a saber por qué. Pero va a ser a través de compartir con vosotros una parte de mi ser.

Mucho tiempo vengo ya hablando de la importancia que tiene y no solamente para mi vida -sino para todas las vidas en general- el hecho de poder hacer caso del instinto y la inspiración. Es una cualidad que muchos atrofian tratando de usar la lógica y la razón. Ni siquiera se molestan en buscar un equilibrio entre ambas.

Normalmente, las personas capaces de atender y utilizar estas cualidades, están en contacto con tres facultades que todos poseemos pero pocos aprovechan y algunos incluso malgastan. Son las que dan nombre a este escrito: improvisación, imaginación e iniciativa. Hablemos de la iniciativa como la capacidad de hacer bien lo que se hace (o debe hacerse) por cuenta propia; sin necesidad de que alguien lo mande o dirija el proceso.

En este escrito voy a ser mas bien personal y cercano que técnico en las explicaciones. Se puede aprender mucho mas sobre el tema de esta manera.

Veréis, llevo tiempo hablando de cuestiones tales como la importancia de rodearse de las personas adecuadas, saber apreciar los detalles sutiles y aprovechar cualquier cosa como fuente de inspiración. Se lo casco a todo el que me escucha prácticamente.

Ha llegado a ser tan exigente la cosa que últimamente sólo me rodeo de quienes pueden enseñarme o aportarme algo, o bien acuden a mi en busca de lo que yo les enseñaría o aportaría. No es que desprecie al resto de las personas, pero no suelo prestar atención a quienes no despiertan mi interés. Es un hecho muy curioso.

Esto se debe sobretodo a que prefiero calidad a cantidad. Para casi todo. Y en cuanto a personas se refiere, esa afirmación se transforma en que prefiero rodearme de una cantidad de personas colmada de calidad humana. Con atributos y características remarcables, provechosos y lo menos artificiales que sea posible.

Me gusta rodearme de personas con las que puedo simplemente compartir algo. ¿Qué algo? Según la persona y el momento, de todo puede ser. No seré yo el que vaya cerrando todas las puertas para que siga el único camino que me apetece a mi, o pegue la vuelta y se marche con cajas destempladas.

Procuro rodearme de personas que incentivan y encienden mis sentidos y percepciones. De personas que me transmiten plenitud en ciertas cosas y vacío en ciertas otras. De quienes provocan una cierta avidez de conocimientos y experiencias. Prefiero encontrarme con gente que me aporte y me ayude a crecer yo mismo. Y con aquellos que pueden ayudarme a asentar mi crecimiento escuchando aquello en lo que creo y que defiendo.

Así mismo, también experimento cierto placer al estar rodeado de personas que afirman estar ahí porque creen que pueden aprender algo de compartir tiempo y conversar conmigo. Al saber que la gente puede -o quiere- tomar ejemplo en mis acciones o creencias, o resolver sus rompecabezas personales al entrar en contacto con mi persona.

Las tres cualidades que he mencionado arriba -improvisación, imaginación e iniciativa-, son de por si unas de esas que son obviadas por ser tan obvias. Y por eso procuro rodearme de quienes despiertan en mí esas tres cualidades, y al mismo tiempo son capaces de atender y despertar a las suyas propias.

Por eso mismo, si las personas no son capaces de cumplir con nada de lo expuesto ahí arriba… Simplemente los ignoro. O les presto atención por el mínimo indispensable. Me inspiran indiferencia, y puedo llegar a divertirme mucho con sus intentos por llamarme la atención a como dé lugar… Pero pierden la gracia bastante pronto.

Y si es en un sitio tal como es mi propio blog, cuando las personas comentan y participan con el afán de compartir sus experiencias, sus puntos de vista personales, y hablar constructiva y respetuosamente… Se les hace un hueco.

Pero el resto, desde ya deberían saber que pierden el tiempo. Primero, porque sus comentarios no van a pasar del filtro de moderación de comentarios.

Segundo, porque todo esfuerzo que hagan por hacerme mala publicidad se va a quedar en publicidad… Ya que la gente tiene (o debería tener) la suficiente cabeza como para sospechar cuando alguien se toma tantas molestias a la hora de intentar hacer de menos cualquier cosa, y juzgar por sí mismos.

Y tercero, porque se van a comer su propia frustración a solas.

Me despido con una canción, porque ya he dicho demasiado. x)

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=WXKSuHuYslU]

Feliz semana a todos.

[Continúa en parte 3]  ~  [Si te perdiste la primera parte]

Kheldar

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2 comentarios

  1. Bien, aquí dejo mi comentario xD En primer lugar, estoy muy de acuerdo con eso de «calidad antes que cantidad», lo cual me ha llegado, por así decirlo xD En mi caso, y pese a que lo comparto, nunca «doy de lado» al que no reúne esa «calidad» que busco, sino que lo conservo a mi lado y «aprendo». Así me puedo responder a cosas como: «¿Por qué esta clase de gente no me termina de agradar? ¿Qué ES «esta clase de gente»?», y así me conozco mejor a mí mismo, como también has comentado antes.
    Un cordial saludo xD

  2. Antes de nada, buena presentación, fluidez en las palabras y el característico estilo que debe tener un buen blog, personal, ameno y; sobre todo, una manera de expresarse en armonía y en realización del autor.

    Por un lado, cito: «el hecho de poder hacer caso del instinto y la inspiración. Es una cualidad que muchos atrofian tratando de usar la lógica y la razón. Ni siquiera se molestan en buscar un equilibrio entre ambas» y es trágica la idea preconcebida que tenemos de los libros de seducción, es como anular una habilidad que tenemos, es aún más triste darse cuenta que solo con un poco de confianza y concentrándose un poco se puede llegar a comprender que en sí, nuestro sentido común es más valioso de lo que pensamos, pero claro para llegar a ese punto tenemos que haber tenido una trayectoria. Que bien en unos es un camino lleno de diversión y naturalidad, es una idea libre y pura de «déjate llevar, pues la vida es fluir» y, por otro lado, están otros que en su camino se han visto cohibidos por la propia sociedad, familia, etc.Creando un individuo débil y asustado de la propia realidad, del simple hecho de que si hubiera seguido a su instinto desde un primer momento, quizá sería como el individuo que tanto anhela ser y que trata de imitar leyendo absurdos libros mágicos.

    Por otro lado, el tema de rodearse de personas útiles, como bien ya enunciabas en otro post es como se ha comentado antes, una necesidad natural, propia de nuestra naturaleza, ya que como seres sociables, debemos moderar las relaciones, buscar lo más apropiado para llevar una vida lo más gratificante posible y como no, par eso es necesario estar rodeado de aquellos que compartan cosas con nosotros, intereses, etc, y que aporten algo interesante, no solo palabras vacías, ideas vacías o falsas enunciaciones. Asimismo, creo también necesario recalcar que huir de personas negativas y de ideas opacas es una de las mejores cosas que se debe hacer. También comparto la idea de rodearse de gente útil, original y diferente, pues en la diversidad se encuentran muchas cosas, y como alguno de tus objetivos que creo que también compartes, buscas o buscamos, todos, aprender, conocernos y mejorar como personas, buscar esa maravillosa persona mejorada a lo máximo, el «yo perfecto», solo esperemos que nunca pensemos que lo hemos alanzado. Debe ser una de esas metas interminables de grato y fluido camino.

    Por último, los tipos que tratan de llamar tu atención, diles que usen frases enlatadas.

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