Armas Secretas: Notoriamente Desapercibido

Brummell, engraved from a miniature portrait
Brummell, engraved from a miniature portrait (Photo credit: Wikipedia)

Esta arma secreta me ha sido sugerida por el ideal de vida que perseguía El Bello Brummell, afamado dandy inglés que vivió entre 1778 y 1840. Perseguía el llegar a ser una persona que consiguiera el arte de pasar notoriamente desapercibido, arte que pudo haber llegado a lograr quizás en alguno de los momentos de su vida.

Este arma secreta que hoy os muestro, es una de las más complicadas de entender y quizás de manejar, puesto que requiere unas cualidades dadas: sutileza, refinamiento en las maneras, ingenio, carisma, facilidad para la persuasión, una presencia palpable, serenidad y autodominio son las cualidades/actitudes clave para ello.

Y no basta con tenerlas, sino que también hay que saber usarlas y lograr entenderlas. Por lo cual también es necesario el autoconocimiento, que nos ayudará en gran medida. Junto al instinto y a la facilidad para detectar los pulsos del momento, se puede tomar la corriente y hacerse con ella de manera favorable.

El hecho de pasar notoriamente desapercibido implica el dejar en todo aquel que tenga cierto trato con nosotros una impresión, sea cual fuera esta (si bien la mayoría suele preferir dejar una agradable y atractiva). Impresión que proviene de nuestra reacción natural a su presencia, de nuestros procesos internos, y de nuestra expresión de ambas cosas.

Mayor y mejor, cuanto más auténtica y personal sea.

Tanto es así, que esto llega incluso al hecho de vernos en una multitud, rodeados de personas (estando nosotros acompañados o no, tanto da); y ver a dichas personas reaccionar a nuestra presencia… Aun a pesar de que nosotros no les estamos prestando atención. Esto se traduce a tener en cuenta que estamos rodeados de gente a la que afectamos.

Sin embargo, eso no significa que afectemos (o podamos afectar) a todo el mundo.

El punto álgido de esa situación se muestra cuando, de hecho, compiten por llamarnos la atención; o bien la buscan activamente aunque sin llegar a competir por ella.

Sería este último hecho el deseo de Brummell (y de muchos aspirantes a seductores de hoy).

La forma en la que esto se puede lograr no es sino mediante la acción… Tal cual se pudo ver en el arma de emocionar a las personas, una de las directrices para lograrlo sería sin duda hacer caso de la idea que ofrecen los amantes de Teruel: algo tan cercano pero al mismo tiempo inalcanzable. Algo que pueden ver pero no lograr.

Quizás lo único que puedan desear sea nuestra compañia o nuestro favor…

Y eso se lo podemos otorgar bajo un criterio de factura propia que demuestre la exquisitez y refinamiento (y esto no significa rodearse de gente bien y niños pijos sino escoger exactamente a la clase de gente con la que queremos compartir la vida) de nuestro buen gusto a la hora de formar nuestros círculos sociales, o al menos de los que nosotros mismos nos creamos y podemos administrar a placer (pues otros no podemos influirlos tanto).

Por lo cual, esta es una de las cualidades de la gente carismática, de los encantadores, de los dandys y dandettes y de los libertinos. Una envidiable cualidad.

Una de esas cualidades que no se puede hacer como si la tuvieras hasta que la tengas.

¿Te sorprenderías si te digo que está en ti desde que naciste?

Es muy probable que para alguien, en algún momento de tu vida cotidiana, tú seas la persona interesante de… Ese momento específico del día. Esa actividad que estáis compartiendo. Tal vez lo seas para bastantes personas, en una gran variedad de situaciones.

¿De qué deriva esto? De una cuestión muy sencilla:

  • No es llamar la atención a toda costa, sino tener una presencia tal que lo haga por ti.

En palabras de una película, de lo más ilustrativas…

Ven aquí, mírate… ¿Qué llevas puesto? Es un traje de payaso. Un disfraz con un letrero grande que dice «deténganme». ¿Lo entiendes? Es muy chillón. Llamas demasiado la atención… Mírame. El más llamativo de la sala es siempre el más débil, ¡te lo había dicho!

No se trata de vestir y actuar de maneras atípicas, exageradas y recargadas. Se trata de que todo aquello que hagas posea elegancia natural (que salga de tu interior), no aparentada o aprendida. Se trata de que no utilices la careta del débil, porque no puedes fingir el 100% del tiempo.

La mencionada careta se basa en el acto de meter ruido de alguna forma para llamar la atención, cuando la propia personalidad y las propias maneras de expresarla no lo hacen. Para ello, no se trata de asumir un rol de personalidad externo a ti… Sino de evolucionar aquello que posees.

¿En qué deseas evolucionar? ¡Hagámoslo juntos!


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Un abrazo, y vuelve cuando quieras.

Kheldar

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3 comentarios

  1. Me encanta el artículo, me siento identificado totalmente y ojalá mucha «gente» pudiera aprender de este texto.

    1. Excelente articulo, la idea general del llamar la atención con elegancia me queda bastante clara, pero me gustaría saber algunas creencias o fisiologías en cuanto al lenguaje corporal que puedan modelarse para internalizar el arte del pasar notoriamente desapercibido, pues si no todos «nacen» con este don es algo que puede modelarse perfectamente.

      1. Siento decir que no hay nada concreto que puedas hacer por internalizar, puesto que se trata de exteriorizar. Hay que tomar partes de uno mismo, potenciarlas y dejar que afloren… Y de esa forma es de la que se logra pasar notoriamente desapercibido. La única cosa activa que podrías hacer por ello es convertirte en una persona de fama, bien sea por actuar, por ser músico, o cualquier historia… Pero conseguir la fama, que todos tengan una vana idea de quien eres a tu alrededor.

        Como se solía decir… Que hablen de mi, aunque sea bien.

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