Tercer error: Príncipes y princesas solo hay en las familias reales
Exacto. Y se ve mucho este caso de buscar el príncipe azul o creer que los tíos son capullos por no tratarte como una princesa cuando realmente no lo eres. Al tema.
Y a no ser que seas tan inteligente como para comprender que no está mal chupar los bajos de álguien, mientras sepas escoger a quién se lo haces…
Mejor olvídate de pensar en príncipes azules y en ser la princesa del hogar.
Muchas mujeres se han creído a pies juntillas lo que les decía su papá cuando las llamaba «mi pequeña princesita». Hoy la pequeña princesita es – o debería ser – una gran mujer. Así que es hora de despertar. Nosotros no somos unos cabrones por no tratarte como una princesa, cuando en efecto tú no eres una princesa.
Y no hay príncipes azules, ni princesas violetas. No existe la persona perfecta, pero sí la que más nos llena, la que más felices nos hace, y está bien creer en ello, pero de la manera adecuada. Seguramente quien nos toque, tenga algo de sapo o de rana. ¿Tiene algo de malo que sea asi?
Pero nos enseñará que se puede ser feliz, en tanto que exista lo que da vida al amor. Felicidad, proximidad, sentimientos, y todo lo que se comparte entre dos personas. Eso es lo verdaderamente deseable para una relación.
Ese amor si aparece, pero los príncipes y las princesas ya sólo se le aparecen a personas como la actual princesa de Asturias, consorte del príncipe de Asturias, hijo del rey de España… Y la verdad es que aunque todos sueñan con esa vida (quien mas y quien menos ha pensado en cosas tipo Pretty Woman o Princesa por Sorpresa), nadie tiene puta idea de los esfuerzos y requerimentos que exige y comporta el llevarla a término. Es una vida de sacrificio expuesto a los medios, siendo icono nacional.
Demasiado privado de libertades como para ser realmente deseable.
La solución está en saber encontrar la felicidad con la persona que realmente haga que tu mundo se vuelva patas arriba. Y no solamente en el dormitorio.