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Salud Sexual (2) — Vínculos; no cadenas.

¿Sientes la angustia de no poder salir de una historia que no te representa ni te aporta nada? ¿Te lastra el miedo a la soledad? ¿Es tu moralidad lo que te obliga a mantener un compromiso que no da fruto y del que más bien cosechas amargura?

La solución a esto puede ser más clara de lo que, para nuestro ridículo, creemos posible. Acompáñame durante unas cuantas líneas, y te prometo que ganarás una libertad que parece de ensueño.

 

Libertad
Libertad (Photo credit: Fede Salvo)

 

Si hoy escribo algo como esto es porque, como casi todo lo que escribo, la vida lo ha sacado a la palestra y le ha puesto todos los focos encima. Entremos en situación:

Amistades, amantes, familiares y desconocidos me preguntan abierta y curiosamente si mi estilo de vida, mi forma de vivir las relaciones y de entender el amor (gracias, Alejandra, por recordarme que soy un espíritu libre) me dejan más o menos expuesto a sentirme desolado (es decir, a notar que no tengo ni conexiones ni apoyos externos a mí, o por lo menos nada «seguro»).

Y la verdad es que no… Gracias a tres claves que comparto contigo.

1. Abrazar la inseguridad

Un rapero (ZPU) dijo que la única apuesta segura es que no hay apuesta sin duda. Siendo como soy, un rato canalla y algo libertino, la verdad es que tardé poquito en decidirme por mi apuesta: sin comprometerme a nada, entregarme abiertamente hasta donde quisieran aceptarme. Y me dirás, y con razón… ¿Y la inseguridad?

Párate y piensa… ¿Qué garantía tengo de ser aceptado y apreciado tal como soy? ¿Y de que respeten mis creencias y decisiones sin intentar cambiarlas o imponerme las suyas?

Por supuesto, todo ello incondicionalmente…

Ninguna garantía. Toda la confianza en mí mismo, en lo que soy y en lo que ofrezco. Esa es la diferencia. Y las claves son:

  • No me preocupo por intentar amarrar a nadie. Para mí, los lazos que mantengo solamente son tal si ninguno de los extremos va sujeto al cuello.
  • No me preocupo salvo por cuidarme (por mí, y por quien acceda a estar conmigo). Estar sano y sexy es amor propio y respeto por uno mismo, antes que otra cosa.
  • No me preocupo por lo que hacen los demás con su vida… Salvo que me afecte directamente o que quieran compartirlo, claro.  No puede decirse que sea inaccesible o temerario.
  • Cuido de la diferencia entre sinceridad y sincericidio. No me escudo en decir la verdad (ni uso la verdad misma) para hacer daño gratuitamente.
  • Cuido de abrir todo lo posible el canal de comunicación. Como no soy adivino ni saco las cosas por ciencia infusa, me gusta que si algo no está saliendo bien, me lo digan. Y yo lo hago igual.

Una miniclave en foto:

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«Confía en ti. Gastamos demasiados días comparándonos con los demás y deseando ser algo que no somos. Todo el mundo tiene sus propias fortalezas y debilidades, y es únicamente cuando aceptes todo lo que eres -y lo que no eres- cuando triunfarás de verdad.»

2. No confundir soltería con soledad

Si bien podemos caer en pensar que sí, la verdad es que no… Podríamos pensar que sí, sobre todo si nuestros padres se han divorciado y uno de ellos (o los dos) afirma que se duerme mejor sin nadie más en la cama. O si escuchamos mucho eso de mejor solo que mal acompañado, que es otra opción…

Yo tengo muy dicho ya lo que me aporta estar soltero: libertad, complicidad sin remordimientos con prácticamente cualquiera que la inspire y merezca, diversidad y evolución, estabilidad con mi propia identidad… Y también me habéis contado muchos (cada cual a su modo) lo que os aporta crear una historia de dos. O de varios, según vuestras tendencias.

Podría entretenerme en hablar de haberse comprometido y de cancelar el compromiso más tarde. De lo que se siente. De cómo te deja. De las opciones que se te presentan…

Pero eso, mejor que te lo cuente mi amiga Andrea en su post sobre recibir los 30 estando soltera, y feliz de ello.

¿Ya leíste lo que nos quiso contar ella? Sigamos, entonces.

Aquí no hay más claves que la de no marearse uno mismo con lo que se vive, lo que se ajusta a su vida y lo que se la puede complicar.

Un rechazo no significa que no vales. Una ruptura no significa que nadie más se fijará en ti. Un beso no significa más que ese beso, a no ser que te digan lo contrario. Simpatía no significa que quieran llevarte a la cama. Y estar juntos en la cama y desnudos los dos no significa que algo vaya a pasar entre vosotros.

Recuerda el punto anterior… Abraza la inseguridad, no des nada por hecho, y haz caso del tercer punto también.

3. Saborea cada instante

sin prisas..
sin prisas.. (Photo credit: Proyecto Eden)

Pero por favor, traga antes de meter más. Una de las preguntas que más me hacen (aunque a veces más bien lo dan por hecho) va precisamente sobre la posibilidad de confundir personas, lo que siento por ellas y lo que me aportan… E incluso los recuerdos que nacen de la interacción con cada cual. Si se llega a un punto de hambre ciega donde lo único que te importa es llegar al empacho.

Y sí, es una posibilidad. Exactamente igual que si dejas un banquete frente a una persona que se estaba muriendo de hambre… Y que comerá con prisas, sin preocuparse de que le siente mal y acabe vomitando todo lo que se comió.

Cuando una persona se siente sola por demasiado tiempo, sea verdad o no que lo está, se enfrenta a las relaciones con la misma voracidad que un hambriento al hipotético banquete. Si no se le nubla el juicio recordará la mesura, y recordará que tiene los medios para ayudarse a no acabar mal.

Que los use o no ya depende de otros muchos factores… Por ejemplo, de que uno  decida creer que han estado jugando con su persona y que se va a vengar jugando con los demás; o bien de que decida agradecer y quedarse con lo bueno que vivió, apartar todo lo demás y disfrutar de lo que venga.

También se puede decidir buscar activamente una posible pareja o estar abierto a lo que venga. Tener un harén (que curiosamente será más fácil para una mujer tener un harén de hombres que viceversa), o pocas pero selectas compañías. Degustar arrocitos, que es otra de las expresiones de Andrea… Y muchas cosas más.

Mis trucos para saborear los instantes incluyen:

  • Cuando yo estoy con alguien, físicamente presentes, procuro estar solamente con esa persona (en la medida de lo posible, siempre). No soy el único con circunstancias que obligan a estar localizable, en este caso por mi familia.
  • Jamás comparo. Si estoy contigo, no pienso en lo que otra persona me da y tú no. Tampoco en lo que podría estar haciendo con otra persona si tú no te prestas a ello.
  • Mi atención y mi estado emocional variarán, por supuesto, pero puedo encauzarlos. Esto significa que me puedo permitir distraerme o disociarme si creo que es necesario, si me siento abrumado por lo que sea o por cualquier otra razón que me parezca buena. Y también significa que si algo me incomoda facilitaré una salida digna para ambos.
  • Suelo compartir abiertamente lo que pienso, lo que siento y lo que me apetece. Probablemente, si tuviéramos esa clase de trato cercano, notarías claramente mis nervios, mis ganas de hacer o decir algo, si me alegras o me excitas, si te deseo… Y si dudaras de lo que notas, es igual de probable que te lo dijera. Esto tiene que ver con lo siguiente.
  • Invito y ofrezco, siempre sin excusas o razones. No trato de convencer, y por eso no justifico. No trato de vender, ni de buscar validación, ni nada más allá que lo que abarca el gesto. Si te digo algo así como que me apetece besarte, te estoy invitando a ello. No significa que vaya a obligarte a aceptar un beso, a buscarlo y que me hagas la cobra, o cualquier otra cosa así.

Y un consejo extra… Ama y haz lo que quieras.

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Eso sí, ¡hay que ponerle consciencia al asunto!

Tu vida sentimental puede ser totalmente distinta si comprendes los impulsos que te mueven, las emociones que experimentas, las situaciones a las que prefieres exponerte, las personas a las que valoras, la belleza que celebras… Y no tratas de controlarla.

Cuando le digo esto a mis clientes y a quienes se consideran alumnas y alumnos míos, es habitual que traten de forzar que haya (o que les den) todo aquello que he listado en el parrafo anterior; y que se desesperen al ver que no lo consiguen.

No entienden lo de ceder a lo que la vida por sí misma te aporta. No comprenden que la atracción se da por sí misma, por nuestra propia naturaleza. No se permiten tener contacto con los demás sin tratar de etiquetar el vínculo, sin tratar de obtener algo para sí mismos.

Por suerte, no siempre es así.

Por suerte para mí, he aprendido algo de ellas y de ellos.

Tenemos la libertad para cuidar de nosotros mismos sin cerrarnos a convivir con el resto. Mi forma de hacerlo es vivir y pregonar el credo de la sentencia Todo, Menos Marear.

Mientras haya eso entre nosotros, nos irá genial juntos… Seamos amigos, amantes o cualquier otra cosa.

¿Y si no lo hay? …

¡Gracias, y hasta siempre!

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¿Qué situaciones podrías cambiar a mejor aplicando los tres puntos anteriores? ¿Reconoces haberlo hecho con anterioridad? ¿Añadirías algún punto para complementar estos?

 


 

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Muchísimas gracias por tu atención, compañía y colaboración.

Un abrazo, y vuelve cuando quieras.

Kheldar

 

 

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2 comentarios

  1. Teniendo en cuenta la forma en que dices que vives tus relaciones es normal pensar que te puedes sentir sin arraigo, solo muchas veces, porque tener muchas relaciones y «compañía» no es igual a estar acompañado, no es igual a tener conexiones, ni es igual a crear lazos con personas importantes.

    Ojo, no digo que no se pueda, seguro que se puede sino ya te habrías vuelto loco hace años.

    Tampoco creo que la monogamia sea la solución para sentirse uno acompañado y en conexión con alguien, muchas personas que viven en pareja están muy solas.

    Creo que a la final crear esos vínculos depende de algo que va más allá de lo que podría decir o conozco, porque muchas veces estos se crean tú sin darte cuenta.

    Tus trucos creo que son excelentes y una buena partida para tus relaciones y bueno, seguro nos servirá a muchas personas que no sepamos cómo gestionar las nuestras 🙂

    1. Tan sólo con que podamos hablar abiertamente de las cosas, ya ganamos mucho todos. Una relación de cualquier tipo se ve fortalecida y gana en profundidad solamente con ese gesto… Lo demás son actitudes que considero que casan bien con ese propósito y sentido.

      Si alguien le encuentra utilidad… Qué bello me resulta. 🙂

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