El engaño, la parte triste que le veo a la vida (y a otras cosas)
De eso trata el articulo de hoy. Del engaño y de cómo uno, sea por acción directa o por omisión, puede hacer sentir engañada a otra persona. El autoengaño es un tema demasiado explotado por otros… Así que ese para otro día.
Muchos dirán que es habitual que una persona se sienta engañada partiendo del punto de que todos nos hacemos ideas preconcebidas, todos damos las cosas por supuesto (y hay que joderse con lo que nos gusta suponer) o las damos por hecho. Y cuando eso nos falla, automáticamente nos sentimos engañados.
Engañados, timados, estafados… Hay mucho timo y estafa por ahí suelto… Estamos rodeados de gimmicks (para esto, me apetece usar este término inglés que si no me confundo se puede traducir por «truco» o «treta», y que en marketing se refiere a «un modo de tratar de diferenciar algo del resto de productos similares«, o bien «hacer que parezca único«). En ciertos aspectos hay montones de personas que transmiten un triste mensaje, vacuo y desolador en el aspecto emocional… Tratando de hacerlo -cada uno a su manera- diferente de los demás mensajes exactamente iguales.
Hablando con una querida amiga el otro día establecí el comparativo de que esta gente y sus seguidores eran clones, y los llamé Dollys. En homenaje a la oveja clonada que tan famosa fue. También fue famosa su muerte prematura. Justo esa fue la alusión que mi amiga hizo para dar por terminado de buena manera el tema de los amigos clones; que toda esa historia tendría un fin prematuro.
En cierta manera me gusta poder mantener la honestidad hasta el punto donde entra dentro de mi control. Esto se debe al mero hecho de que no me gusta que siempre me anden pidiendo explicaciones. No seria la primera vez que he guardado silencio y he dejado (o incluso favorecido) el autoengaño, el famoso «piensa lo que te de la gana», que por otro lado es una de mis frases más repetidas.
Aunque la mayoría de las veces es en el sentido de «no importa lo que yo pueda hacer, decir o demostrar dado que tú pensarás lo que te de la gana».
No obstante, el hecho de que la gente va a pensar efectivamente lo que le apetezca… Fue el detonante de que yo actúe siempre como creo correcto y oportuno. Muchas veces con una sorprendente falta de tacto, siendo políticamente incorrecto, rudo y hasta a veces hostil (ligera o marcadamente según la situación). Piense la gente como quiera que yo pensaré y actuaré como yo quiera también.
Si bien la diferencia principal entre esto que yo habré hecho y lo que muchos otros harán, es la toma de responsabilidades. El asumir las consecuencias es mi especialidad (ya que siempre ha pasado algo aun sin provocarlo yo directa o indirectamente, tuve que aprender bien pronto a hacerlo).
Y esto nos lleva a un tema que llevo tiempo queriendo desarrollar, del que se va a encargar la señorita Artemisa, ya que a ella la metieron en el ajo sin tener que ver.
Abrazos!
Kheldar
Entradas para contrastar:
Recibo notificaciones en mi mail cuando publicas algo en tu blog, este es el tipo de post que me interesa.
Nuestros padres nos engañan desde pequeños explicita o implicitamente sabiendólo ellos o no (Ejemplo: Santa Claus)
Yo estuve pensando largo rato sobre esto y lo sigo haciendo aunque a otro nivel. El punto es: «Si tus padres te engañan, ¿por qué no te van a engañar los demás?»
Siempre vuelvo a Descates cuando decía que nada era real, todo se debe cuestionar. Esa es la clave: solamente unos pocos cuestionan.
El genio maligno, el demiurgo, siempre engañando, se debe cuestionar más.
«Concebir un pensamiento, un solo y único pensamiento, pero que hiciese pedazos el universo.» Émile Michel Cioran
Muchas gracias por seguir el blog mediante las notificaciones.
Es cierto que tenemos una cultura sobre el mentir bastante extraña, tanto que hasta hemos ideado las «mentiras piadosas», esas que se dicen cuando no quieres hacer mal a una persona o prefieres evitarle un mal trago diciéndole la verdad, que aunque dolorosa, no deja de ser verdad. Para mi gusto, y viendo la filosofía que aparece recientemente en más de un título del mundo de los videojuegos, me remito al Himno del Credo, perteneciente a la Hermandad de Assassins’ Creed: Nada es verdad, Todo está permitido.
Cuento contigo cada vez que tengas ocasión, abrazos!