Guerra de guerrillas: tácticas de evasión

A veces, nuestra cita es un fracaso y no sabemos cómo escurrir el bulto.

Puede que no se trate de una cita, sino de una situación indeseada o de algo que se tuerce. O puede que no sepamos (o no queramos) decir adiós muy buenas, sin más. Para todos estos casos existe un ramillete de trucos, que probablemente conozcas de alguna vez que alguien te los ha pasado por la cara.

Y estoy seguro de que, en su mayor parte, funcionaron.

Veamos a qué me refiero.

Bombas de humo del s.XXI

awkward-situations-6Supongo que si has querido continuar leyendo es porque te interesa tener un par de truquillos en tu arsenal para casos de necesidad. Especialmente si eres muy de quedar con gente de redes tipo Badoo, Meetic, Adopta un tío, Tinder y Flirtie. O de la calle, que también.

Bien sea para darte el piro, para echar de tu lado a la otra persona, o para echarte unas risas con una lapa… Tienes a tu disposición esta clase de cosas:

  • Asustar: el rollete sexblocker está muy de moda, diciendo cosas tú o contando con ayuda externa. El socorrido «¿te has mirado eso ya?», el manido «tiene herpes, y aunque no te conozco me preocupas», o cosas que insinúen que tienes descendencia que cuidar funcionan de lujo.

  • Buscar al grupo: lo más habitual cuando alguien se ha interesado por ti y os habéis quedado a solas. Te consigues tu sexblocker de apoyo, tiras del grupo en general o bien lo combinas con una de las siguientes tretas.

  • Cambiar de sitio: se puede combinar con la anterior, aunque no hay garantías de que no te sigan o de que no vuelvas a encontrarte con esa persona. Coger un coche para irse a otra ciudad (o a una parte más alejada) también ayuda.

  • Dar un número falso: una treta un poco ruin, pero que funciona por su sencillez. Le das exactamente lo que quiere sacar de ti (un dato de contacto). Que sea el tuyo ya es lo de menos. A mí me han llegado a dar el de su ex-novio y el de su padre… Oh, well. No siempre se puede triunfar.

  • Desaparecer sin despedirse: otra de las ruines. En un momento de despiste, ahuecas el ala y adiós muy buenas. Se puede sacar a partir de otras (como esa de ir al baño, o la de buscar al grupo).

  • Emborrachar a esa persona: en el top 3 de las hijoputescas, rankea la segunda. Técnicamente te tiras el rollo con la otra persona, pero la realidad es que le estás matando neuronas… Y las ganas de andar con alguien que no sea el amigo Roca.

  • Excusarse: lo más típico de todo. ¿Recuerdas haber pedido fuego y que te respondan «va a venir mi novio ahora»? O la mítica de pedirle salir a una persona para que te diga que está muy comprometida con sus estudios, o que sus padres no le dejan.

  • Faltar a una cita (propuesta por ti, o incluso por la otra persona): la tercera en el top 3 de las hijoputescas. Te ilusiona para romper todas las ilusiones con el mero acto de ausentarse. Y si luego se excusa, más duro resulta. Lo peor es que la otra persona puede caer indefinidas veces, si por casualidad le gustas bastante.

  • Fingir una relación: una combinación de buscar al grupo con excusarse, llevada al extremo. De hecho, también se combina con la de liarse con otra persona (que aparece más adelante). La idea es apelar a la moral ajena para que no vengan a meterse en el sembrao de otro… Y suele funcionar. Otras veces hay que ser más cañeros, ya que hay gente que dice no ser celosa.

  • Guarradas varias: nada mejor para espantar que asquear a la otra persona. El factor repugnancia es muy aleatorio, pero todos tenemos algo que nos tira p’atrás con una contundencia tal que nos dejamos el culo por salir de ahí deprisa. Ya sea el mal olor corporal, una higiene descuidada, ser excesivamente campechano con las emisiones de gases y fluidos corporales… Encuentra tu talento y explótalo.

  • Hacer más caso de cualquier cosa, que de esa persona: no conozco a nadie que se tome bien que pasen de su persona en sus propias narices. Con eso basta. Y si no basta (digamos, si es pasota o está siempre en la parra), con hacerle más caso a cualquier otra persona que a esa, suele captarse la indirecta. También puedes tirar del móvil y mirar vídeos de gatitos (o de lo que a tí te guste).

  • Hacerse pasar por guiri: no necesariamente hacerse el sueco, pero con poner cara de te entiendo por los cojones y una sonrisa de no pillo ni papa, pero quiero parecer majo te vale. Si quieres darle realismo, prueba a masticar un poco el idioma mientras hablas, meter gazapo y algo de acentillo. Si pilotas algún idioma distinto al del país donde estás, es un plus para el realismo. Falla si la otra persona también se maneja… O intenta entenderse contigo a toda costa.

  • Liarte con otra persona en su cara: esto puede ser un poco confuso, porque hay personas que lo usan como reclamo de atención. Algo así como mira, la gente me desea y no tengo tabúes, o algo del palo. Sin embargo, la mayor parte de las personas tiende a pasar porque interpretan que ya pillaste (o te pillaron). Cuando yo iba al instituto, si una persona quería hacerte una putada en plan sexblocker, te dejaba besarla a la vista de todos. Hasta que no se aclaraba, pasaban de tu cara si lo habían visto… O si les había llegado el rumor.

  • No contestar: una variante de hacer más caso a todo lo demás… Que suele ir combinada con la de dejar que se salga con la suya de algún modo. Por esto mismo los que van de ocupados y super importantes y se creen las chorradas esas de los puentes temporales y de limitar la disponibilidad para aumentar tu atractivo, suelen comerse los mocos… Le matan el interés a la otra persona, pensando que van a lograr justo lo contrario. Claro que siempre se puede dar con una persona a la que le dé igual dónde te metas y lo que hagas con tu tiempo… Hay gente para la que solamente cuenta la presencia.

¡Felicidades! Acabas de aprobar el curso básico de social ninja… Ahora úsalo sabiamente

Con esto ya te puedes considerar capaz de lidiar con la mayoría de babas y moscardones que pululan por ahí… Además de con quienes no lo son. ¿Cuándo usarlo? De tu propia moral, de tu percepción y tu comprensión del encuentro depende, pero el mejor momento (aunque tal vez ya lo hagamos por instinto, como forma sutil de dar largas) es cuando no entienden el no.

Hay muchas tretas más, y seguro que tú conoces unas cuantas que puedas aportar. Si es así, puedes responder a esta entrada en el blog o mediante la lista de correo (suponiendo que desees prestar tus tácticas para hacer un ninja).

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Esta entrada sirve al propósito de la intención paradójica… Y al de empezar el año con una carcajada. Como casi todo lo que escribo sirve al fin de conectar mejor o de cautivar a los demás, me pareció interesante dedicarle un texto a la otra cara de la moneda… Y puede que lo vuelva a hacer.

Por cierto, antes de que se me olvide.

Un o una sexblocker es esa clase de persona que se las apaña para arruinarte el polvo en cualquier momento. Cada uno tenemos nuestra propia técnica para ello, y raras veces nos falla… Pero hay auténticos virtuosos y virtuosas. Supongo que también se puede usar ese don para el bien, de ahí que los mencione aquí.


¿Recuerdas algún episodio donde alguien te la haya clavado con alguna de estas? ¿Fuiste tú quien se lo hizo a otra persona? Si quieres echar unas risas en grupo, no dudes en compartir tu historia.

La imagen destacada es una viñeta de Cyanide & Happiness que venía muy a cuento con el tema de hoy… La táctica que muestra es la de indirecta + directa.

¡Hasta la próxima!

Sergio

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2 comentarios

  1. ¿Esto no es un tanto opuesto a tu filosofía de «Todo menos marear»? Entiendo que aquí se están dando mensajes contrarios o equívocos, no se está siendo honesto, claro…
    Es una duda, no hay intención de crítica.

    1. Hola, Z… Y gracias por recapitular. Es bueno que la gente preste atención, para variar.
      Si se piensa un poco, se llega a la conclusión de que el autor puede (tal vez, quizás, no sé) estar usando la ironía y satirizando con situaciones que son tan, pero tan comunes… Que cualquiera que las lea puede reconocerse tanto en el papel de hacerlo como en el de recibirlo.
      Por supuesto que no es como mi filosofía… Evidentemente, no es algo que animaría a hacer, pero lo describo en tono de autocrítica lo primero (porque seguramente yo mismo lo habré hecho más de una vez) y de crítica social después.
      Se me ocurrió que habrá personas que se lo tomen a lo literal y, efectivamente, lo usen de «espanta-tiburones». Es un efecto secundario de la superficialidad. Quien de verdad presta atención y se entera de qué va la vaina me dice lo mismo que tú. Algunos dicen incluso cosas tipo «esta gilipollez ni siquiera parece escrita por ti».
      De ahí que haya escrito lo que he escrito. Y también, como ya digo… Porque quiero empezar el año con risas. Aunque sean a mi costa, y a costa de la humanidad entera.
      Un saludo, y pásate siempre que gustes.

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