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La absurda guerra de sexos

Hoy me apetece montar otra de mis tertulias, me siento de la prensa rosa al hacerla. Pero, el caso es que estoy un poco harto de ver a ambos sexos despellejarse sin piedad los unos a los otros y tirarse a la yugular por casi nada. Veamos a qué me refiero.

La playa que tanto he echado de menos este verano

Antes de nada pongamos ambiente a la lectura. Sonata Arctica se encarga:

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He tenido la ocasión de presenciar cómo personas reclamaban cosas del estilo «por qué si un hombre se lo monta con dos chicas es un crack una mujer haciendo lo mismo es una zorra«, «por qué nadie se atreve a querer a una sola persona en vez de ir de boca en boca«, el asunto de las apariencias, las fachadas, las máscaras sociales y todo eso que en definitiva no es sino una definición más de egoísmo y egolatría.

Lo más gracioso de todo esto, es que la mayoría culpa de esto al machismo. Me pregunto si estarán siquiera en conciencia de las burradas que se llegan a decir sin saber.

La ignorancia es atrevida, se dice por mi tierra.

Definamos machismo y feminismo antes de nada:

El machismo, expresión derivada de la palabra macho, es el conjunto de actitudes y prácticas aprendidas sexistas vejatorias u ofensivas llevadas a cabo en pro del mantenimiento de ordenes sociales en que las mujeres son sometidas o discriminadas. Se considera el machismo como causante principal de comportamientos heterosexistas u homofóbicos e, incluso, homosexuales. Aquella conducta permea distintos niveles de la sociedad desde la niñez temprana hasta la adultez con iniciaciones de fraternidades y otras presiones de los llamados grupos paritarios. Al respecto, el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define Machismo como la «Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres».

El machismo engloba el conjunto de actitudes, conductas, prácticas sociales y creencias destinadas a justificar y promover el mantenimiento de conductas percibidas tradicionalmente como heterosexualmente masculinas y, también, discriminatorias contra las mujeres. Algunos críticos consideran también machismo la discriminación contra otros grupos sociales percibidos como más débiles, como en el caso de hombres cuyo comportamiento, por ejemplo por tener una preferencia homosexual, no es «masculino» a los ojos de la persona machista. En todos los casos, la conducta preponderantemente masculina es la dominante.

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El feminismo es una propuesta social y filosofía que intenta mejorar la calidad de vida de las mujeres. Intenta proponer la igualdad social a través de la liberación de la mujer y la oposición al sexismo basado en el machismo. Aún hoy se puede percibir este problema social. Gracias a la ideología feminista, que tuvo su auge en los sesenta, cuando se intensificó el activismo por los derechos humanos de las mujeres, la mujer llegó muy lejos. Sin embargo, ésta es la realidad en muchos países occidentales, pero existen muchas culturas en las que la mujer todavía está condenada a su rol sumiso bajo la opresión de los hombres y sin ningún privilegio. El feminismo es un conjunto de corrientes muy diversas, por lo que es más correcto hablar de «feminismos» que de «feminismo» en singular, podemos encontrar una amplia variedad de tendencias como por ejemplo, el feminismo cultural, el feminismo liberal, el feminismo radical, el ecofeminismo, el anarcofeminismo, el feminismo de la diferencia, el feminismo marxista, el feminismo separatista, el feminismo filosófico, el feminismo cristiano, el feminismo islámico, el feminismo post-colonial, el feminismo lésbico o el feminismo crítico.

Es aquí cuando vemos que, desde un principio, el feminismo parte de la propia premisa de que «ellas están sometidas y sojuzgadas«. En un principio, la cosa es bastante cierta, pues hay culturas donde se llega a considerar a la mujer poco más que un objeto, un bien de propiedad manejable casi como moneda de canje o vaya usted a saber qué y cuántas cosas más. Pero, no siempre esto es cierto. Sometidos estamos todos.

Y os voy a decir, en mi propia, humilde e inexperta opinión.

Nos han educado así, o lo han intentado al menos. Nosotros decidimos después si nos quedamos con esas premisas o desarrollamos nuestros propios sistemas de creencias, y no hay excusa que valga para ello.

La mayoría de las personas están empeñados en mantener una fachada social que es la que hace necesario que existan cosas como por ejemplo la cortesía.

Eso es lo que me viene a la cabeza cuando se me pregunta por qué no somos capaces de decidirnos por una sola persona en vez de ir saltando entre relaciones esporádicas, liberales, múltiples y en algunos casos estables y abiertas. Y yo pregunto…

¿Piensas, tú que me estás leyendo, que es tan sencillo encontrar a una sola persona que merezca la pena para algo asi, de la que sepas que no te vas a cansar, que no te va a sustituir al ver a uno -o una- aparentemente mejor, que va a mirar en lo profundo de ti y no solo en lo que estar contigo pueda darle como beneficio o para sus menesteres sociales (por ejemplo, si eres famoso, tienes reputación, eres popular o tienes poderío economico); o solamente y por el contrario te paras a pensar en el caso de que la mayoría somos crios en esto y no dejamos de aprender sobre ello hasta que morimos, lo hagamos del modo que lo queramos hacer? Muchos abogan por la libertad y las experiencias sucesivas y acumulativas. Es lo que acaba por dar bagaje, si te digo la verdad.

Aunque lo que aprendas sobre una persona será lo que, sumado al cómputo general de lo que aprendiste experimentando, te enseñe a mantener una relación sana, interesante, mágica, constructiva y enriquecedora.

Y esto, no puede tolerar la existencia de fachadas. Pero ya que hablamos de fachadas…

Si nos paramos a hablar de pragmática, esto es lo que entendemos sobre cortesía:

De la misma manera que la interacción social se rige por normas de convivencia sociales, también el lenguaje incorpora normas que regulan tal interacción. El estudio de estas normas pertenece a la llamada “teoría de la cortesía”. El propio Grice expuso que además de las cuatro máximas del principio de cooperación (de cantidad, de cualidad, de manera y de relevancia) deberían darse otras condicionantes como el hecho de ser cortés en la comunicación. La propia Robin Lakoff definió la cortesía como un instrumento para suavizar los roces en la interacción social. Es la noción de “imagen social» (negativa o positiva) la que articula dicha teoría. Esto es, es la imagen pública o el prestigio que un individuo desea proyectar y conservar. Puede tomar dos formas: una imagen positiva, que representa el deseo de un individuo de parecer digno de aprobación, y una imagen negativa, que representa el deseo de un individuo de ser autónomo, de no caer bajo el control de otros.

En la conversación, es de interés mutuo mantener la “imagen” de uno y de su interlocutor. Las estrategias de cortesía derivan de esta necesidad de salvar o guardar la cara, ya que es vulnerable.

Muchas interacciones conversacionales son amenazas a la imagen pública.

  • los mandatos, pedidos, sugerencias, consejos, etc., son amenazas a la “cara negativa” (de autonomía);
  • las expresiones de desaprobación, desacuerdos, acusaciones, interrupciones, etc., son amenazas a la “cara positiva” (del sentido de valor);
  • las confesiones y disculpas son amenazas a la “cara positiva” de la persona que las hace.

Por eso, el emisor tratará de suavizar la potencial amenaza, y para ello es necesaria la cortesía.

Así pues, vemos que casi todos tratan de mantener algo superficial. Y todavía tienen la desfachatez de reclamar por algo que ellos mismos provocan al ponerse una máscara y no atreverse a mostrarse tal como verdaderamente son, a creer mas allá de lo que les dieron a creer, a mostrar y afirmar sus ideas y sus creencias al mundo.

Insisto en una simple cuestión: cuando la mayoría de vosotr@s habláis de machismo y de feminismo, estáis hablando de convencionalismos y condicionamientos sociales. Desde pequeños, por educación y crianza nos han estado traspasando unos roles, unos modelos «ideales» del comportamiento que se supone debiera ser el que mostremos, tan solo porque a algún grupo de personas -seguramente mixto, no me cabe duda- se le ocurrió en el momento. Y más antes, que la crianza y el cuidado de los hijos recaía en sus madres. Los padres tenían poco que ver, salvo alguna regañina, alguna charla correctiva, y las típicas «labores de padre»: enseñar al muchacho según que cosas, darle alguna torta si se la merecía, y blablabla. Todos hemos tenido un padre o algo parecido.

Ahora los padres se ocupan y participan por igual, pero eso da igual si ambos forman parte del cliché, de la mascarada que nos mantiene a todos obedientes, sometidos y sojuzgados a lo que otros piensen. Pero me juego los dos testículos sin perderlos a que no educa igual un padre de los de ahora, que un padre de los de antes.

Sin irse a extremismos como estamos viendo ahora, que más que feminismo parece nazismo femenino -sin acritudes lo digo, pero a los hechos me remito-, un verdadero circo. Ambos sexos reclaman cosas al otro que no cumplen para sí, y se tiran los trastos a la cabeza.

Está claro que esa no es la solución. ¿Verdad que no? Tampoco para cambiar.

Siempre podemos cambiar, es cierto. Pero, hay un momento en nuestras vidas donde tenemos la opción de ELEGIR. Exacto, elegir por nosotros mismos afrontar ese cambio. ¿Cuál es la elección? Simple, la elección de continuar creyendo en lo que nos enseñaron o sacar nuestras propias conclusiones, formar nuestros propios roles y reinterpretar nuestras creencias para redefinir la realidad tal cual nosotros la vemos verdaderamente, en vez de reprimirnos.

Queda claro que aproximadamente un 80% de las personas prefiere ir a lo fácil: mantener lo que ya conocen. «Mejor malo conocido…», seguro que os suena el refrán.

En fin, con que una sola persona lea todas estas palabras y reflexione, estaré contento.

Abrazos.

Kheldar

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2 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo, como siempre. Llevo considerando algo bastante absurdo la guerra que hay entre hombres y mujeres, y más el uso de las palabras machismo y sexismo sin saber nisiquiera lo que significan estos términos.

    Gracias por el post, Kheldar. Seguro que habrá gente que reflexione un poco.

    PD: El tema de Sonata Artica… de muerte.

  2. Pues sí el problema principalmente es como dices que a todos nos crian con unos roles ya establecidos,tú eres mujer y tienes o debes hacer esto!,tú eres hombre y tienes o debes hacer esto!,si haces los contrario eres una marimacho o un mariquita,el problema es que siempre nos crian o nos meten en la cabeza ideas extremistas en cierta parte ,tienes que ser muy caballero! o tienes que ser una señorita! pienso que se debe educar en base de que somos seres humanos,y que tenemos derechos y que no podemos pisar el derecho del otro solo por hacer valer el nuestro ,cuando veamos eso ,seamos imparciales ,las cosas mejorarán pero para esto hace falta muchísimo tiempo, es muy difícill cambiar la sociedad.

    Y cuando veo algo sin sentido en alguien , no me fijo si es hombre o mujer ,me fijo en la clase de ser humano que es. Nunca estuve a favor ni del machismo y del feminismo porque han ayudado poco ,al contrario han creado más conflictos y cierto odio por decirlo así entre ambos sexos,las cosas llevadas a extremos nunca fueron ,ni son,ni serán buenas.

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