Una felación es algo más que comerse una polla.
Asumo que, si lees esto, es porque te gusta hacerlo, te produce alguna clase de placer y tienes tu cierta habilidad con ello. Sabes usar tus armas, pero quieres perfeccionarte. Y con este supuesto en mente, escribo esto.
En el mismo momento en el que propones esta práctica o accedes a ella tienes en tus manos una gran responsabilidad… Que, curiosamente, no tiene nada que ver con lo típico.
No se trata de no morderla. Tampoco de no marcarle los anillos. Ni de no arrancarle la piel al implicado cuando maniobras. La responsabilidad es otra.
Tienes que conseguir que se lo pase bien sin perder ese punto de nervios que acompaña a este acto. Sacar su faceta de dirty fucker… Y el relax necesario para dejarse llevar.
Y me explico. ¿No estamos todos deseando que nos lo hagan?
Es posible…
Pero ello no significa que lo vayamos a disfrutar si ocurre. Ni que nos guste el papel pasivo. Hay mamadas tan frías e impersonales que parecen puro trámite para que eso crezca lo bastante y meterla un rato, que hay más que hacer y poco tiempo para todo.
Y dirás, ¿cómo me aseguro de hacerlo bien? [Leer más…] acerca de Masterclass de felaciones, parte 1