Sexualidad es una cosa, sexo es otra por Abi Menorca

Aún así, seguimos confundiendo los términos una y otra vez. Veamos la definición que de sexualidad hace la OMS (Organización Mundial de la Salud):

La sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se viven o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.

Por lo tanto, el sexo (tanto el término biológico que hace referencia a masculino o femenino, como las prácticas sexuales) es una de las tantas cosas que está incluida en el término sexualidad.

¿Y a santo de qué os meto éste tremendo rollo sobre sexualidad y sexo?

Para introducir otro tema muy interesante.

El famoso tópico de sexo sin amor, amor sin sexo, sexo con amor…

Muchas personas se pasan la vida persiguiendo al sexo deseado (no voy a decir opuesto, porque gracias a dios la homosexualidad ha dejado de ser un tabú), intentando seducir y conseguir la presa, como si lo único que contara en el mundo es darle movimiento al aparato reproductor.

La cuestión es que, en caso de que se consiga (que ya es por sí dudoso), tarde o temprano llega una sensación de vacío. ¿Por qué?

Porque si una persona basa su sexualidad (que ya hemos visto que es muy extensa) sólo en el sexo, está negando una gran parte de sí misma. Si nunca te planteas por qué eres cómo eres, sexualmente hablando, si nunca te paras a pensar en por qué deseas lo que deseas, crees lo que crees y por qué tus relaciones son como son, es imposible que te realices como persona.

Por eso os animo a bajar de vez en cuando del tren del sexo, para pensar en vuestra sexualidad. Puede que descubráis cosas por el camino que nunca habíais percibido de vosotros mismos. Merece la pena.

Porque el sexo, cuando tienes clara tu sexualidad, es mucho mejor. Certificado.

Abi Menorca

~~õ~~

Kheldar: ¿Comentarios a esto? Dice todo lo que hace falta saber sobre sexualidad, le da sentido, trasfondo y trascendencia. Sintetiza todo lo que ya llevamos dicho en este blog sobre sexualidad y lo justifica. ¿Qué más comentarios queréis?

No pienso que debiera extenderse más, aunque de haberlo hecho seguro que habría mejorado incluso. En este caso ha sabido ser breve y concisa.

Espero que os haya gustado y servido leer su escrito, tanto como a mí me sirvió conocer a esta señorita y estar en contacto con ella desde que tendría 13 o 14 años, aproximadamente.

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Un comentario

  1. Pues con un carajo, que comienzo a ver la intricada relación entre el ying y yang. Leyendo Inteligencia Emocional, me acabo de surrar al empezar a ver la tremenda relación que existe entre nuestro querido Mihaily y el sabueso de Goleman. He ahí el equilibrio de las partes.

    Sin embargo, las fuerzas opuestas se mantienen unidad por una tercera intrínseca y muy obvia: el tao. Y es aquí donde converjo. ¿Cómo ser fluidamente apto en mi sexualidad, para conmigo mismo y los demás -en especial las mujeres-? ¿Y cómo logro que los demás sintonicen en ello también? El flujo, como es consabido en estos lares, es cuando las destrezas se hayan en igualdad con los retos. Ahora bien, ¿cuáles son los retos/metas que se me plantean cuando tengo a una mujer/hombre enfrente? ¿y mis habilidades?

    La sexualidad es entonces el tao que une al ying de la seducción y al yang del sexo. Y si para que exista un flujo entre ambos, debe haber equilibrio ¿cómo conseguirlo? ¿Qué conocimientos me aporta el conocerme a mí mismo? ¿Cómo lo expreso? Todas estas cuestiones y una innumerable cantidad de interrogantes abordan la del autoconocimiento.

    Pero el fin último consiste en su aplicación. Sin embargo, como menciona Fromm, no puede decirse mucho de un arte más que practicarlo en sí mismo. Lo mismo aplica a la seducción; solo que existe el pequeñísimo detalle de que lo que hagas puede no darte retroalimentación inmediata. Bueno, si hay personas que lo dominan supongo que de alguna forma lo aprendieron, se motivaron para ello y les salió solito o, al natural, como acostumbran a decirlo.

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