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Seductor vs. Ligón, por Luigi

Hoy tenemos el debut como escritor del compañero Luigi, que hace un par de meses para un tal «Coleccionista de Corazones» era un absoluto beta. Qué equivocado estabas colega.

Os dejo este escrito, reflexión de nuestro compañero que me parece interesante y que más de uno (o una, queridas) debería plantearse. Avanti con la lectura.

Esto me recuerda a Homer diciendo «ebrios patanes del jurado…»

Cuantas veces, cuando volvemos de una noche de juerga, vemos a esos tipos ebrios que no aciertan palabra alguna, gesticulando como auténticos lunáticos, haciendo sus últimos intentos de llevarse al lecho a unas chicas que, si no están también “subidas de alcohol”, al menos se están pasando un ratito agradable, riéndose de tal espectáculo.

Obviamente algunos se llevaran a la cama a más de una, pero cabría preguntarse si eso merece la pena. Quiero decir, en tales circunstancias, no ha habido interacción real, o, si se quiere, natural. Todo ha sido un proceso artificial, forzado, etílico, en el que la alienación se apodera del cuerpo, y lo más bajo emerge en su locura nocturna.

Lo más gracioso de este fenómeno es que estos “tipos” se hacen llamar “ligones”. Dicen con orgullo: “Yo cada vez que salgo, me llevo a una tía a mi casa”.

El otro día, paseando a las 3 de la mañana por las calles céntricas de Málaga, se nos acercaron dos chicos argentinos. Nos preguntaron dónde encontrar un garito decente a esas horas. Yo les pregunté: “¿Pero qué buscáis a estas horas, un antro o chicas?”.

Al unísono y con ardor juvenil me responden: “Chicas tío, ¡claro!”. “Ahhhhhhh”, respondí. Me soltaron lo típico: “Es que estamos borrachos, y queremos aprovechar”. No salía de mi estupefacción.

Evidentemente, estos tíos no querían una chica, sino un polvo, cosa bien distinta.

Y es aquí donde se diferencia al ligón del seductor. El ligón es un tipo que sólo le interesan las mujeres para experimentar el morbo de su cuerpo. No le interesa crecer o superarse; no se fija en esos pequeños detalles de la conversación; ni siquiera se dará cuenta de si ella está a gusto o no con él. Tan sólo busca una ocasión para desfogar su furia hormonal, dejando el cerebro de lado, y fluyendo hacia un sinsentido de satisfacción que, al otro día, no será recordado, y menos incluido como habilidad.

A quien dijo que no se puede seducir en una cena juntos, patada en los cojones.

El seductor conoce muy bien su actitud, y sabe proyectarla. No le interesa el cuerpo, o, si se me permite, no sólo el cuerpo. Sabe que para llegar a él tiene que pasar por la mente, pues lo que tiene delante es una mujer, un ser humano con valores, propósitos de vida, personalidad, etc.

El seductor considera ya un éxito la interacción. Se deja llevar, se deja guiar; disfruta hablando, conversando. Pero no sólo eso, su objetivo es crear confort; que la otra persona, a la que quizá acaba de conocer, sienta que lo conoce desde hace años. Al seductor se le puede contar todo. Pero ¡ojo! No es un psicólogo. No está ahí para resolver los supuestos problemas que tenga esa chica; está ahí para pasar un buen rato, y hacer que ella se lo pase bien también. Por eso su presencia y conversación son tan agradables y deseables. Es un experto en vida social, sabe llegar al ser humano, y hacerle sentir especial.

Personalmente no creo que en un bar atestado de gente, con la música por las nubes, el alcohol haciendo mella en los sesos, y el humo ahogando la faringe, se pueda conseguir algo tan importante como la “inmersión en el otro”, que exige el acto de seducir.

No, amigos, no estais seduciendo, estais ligando… No sois seductores, sois gente de fiesta, de botella, de pasar por ahí; de «quiero una tía que me sobe, me da igual». Luego os quejáis de que no responde a vuestra llamada. ¿La habéis tratado cómo se merece? ¿Sí, no?

A esos que sois seductores de corazón; que amáis la interacción con las mujeres, y os apasiona ver sus gestos y expresiones; vosotros sois lo que ellas necesitan, lo que ellas piden a gritos. Sólo hay que escuchar, “jugar”, confiar en vosotros, y, quizá, en otro momento, salir de fiesta.

Un saludo a todos, y a mejorar.

Luigi

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8 comentarios

  1. Quizá tengamos que replantearnos que es lo que realmente buscamos en una noche de copas. El sistema, en la mayoría de los casos, nos proporciona ese tiempo libre para expresarnos, pero lo mas sencillo es dejarnos llevar por sus formas y caer en la trampa capitalista de un negocio que se nutre de polvos esporádicos. Un ideal que se basa en la consumición de alcohol y mujeres, «todo por 60 euros». Y mejor no hablemos de drogas …

    Pero lo que realmente quiero comentar es la imagen elegida por el escritor del artículo para expresar la seducción. Si yo fuera ese chico jamás me sentaría enfrente de la dama, y sobre todo siendo la mesa cuadrada. El ángulo de 90º ya es brusco de por sí, pero si la mesa es un límite entre la pareja, la cena puede convertirse en una búsqueda de defectos a la hora de ingerir. Desde luego que me sentaría a su lado, asumiendo la esquina, pero incorporando nuevos sentidos a la relación. En esta posición podríamos compartir la comida, mostrar nuestro cariño con ingenuas caricias, e incluso darnos algún besito sin tirar ninguna copa de vino. A esta pareja le recomendaría que abandonara rápidamente el restaurante y se fuera a tomar el postre en un lugar con mesa redonda, donde la continuidad formal contribuirá a hacer la relación mas verdadera.

    Mis felicitaciones al autor del artículo.

    1. Da gusto contar con lectores observadores.

      La imágen no la escogió Luigi, se la proporcioné yo mismo por el hecho de que me recuerda a cierta escena de la película Don Juan DeMarco.
      Puede que esté interesante eso que quieres compartir con nosotros en forma de posicionamientos, escoger los lugares y fomentar ciertas actitudes con ello.

      Te animo a hacerlo abiertamente.

  2. Describe muy bien las aptitudes de un seductor, y por tanto es algo que tomaré en cuenta con el objetivo de construir los cimientos de una nueva personalidad en el tema de seducción.

    Gracias por el post sergio!

    1. Desde el 6 de mayo de este año de manera oficial. Todo lo que lo compone lleva cerca de año y medio de desarrollo sumandolo a 4 años y medio por otro lado de maduración de ideas y conceptos, puntos de vista y lecciones que se recogen hoy aquí (y a las que de hecho seguimos refinando y dando vueltas).

  3. Si señor, me ha gustado. Si de verda te gustan las mujeres, su compañia y su sexo, no las tratarás como si fuesen obejas. Personalmente me quedo con una tia con conversación, feeling, buenos momentos y sexo durante horas y horas; a una chica superflua, sin conversación, materialista y que te proporcione 20 minutos de ¿placer?

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