No estamos preparados para conectar

No nos compliquemos buscando la raíz de nuestros problemas con los demás… Es tan sencillo como eso. [piopialo]Nuestra propia vida nos hace fallar al conectar.[/piopialo]

Me jode decirlo, tanto como que sea así… Pero que me joda no lo hace menos cierto. Ni menos importante. No estamos preparados para conectar.

Aún a pesar de todo el esfuerzo que ponemos en aprender a comunicarnos de manera más eficiente y abierta, de aprender a llevarnos mejor con los demás y con nosotros mismos, de buscar herramientas y recursos para mejorar nuestras interacciones… No estamos preparados para conectar. Y es ridículo el por qué.

No podemos aceptar que algo entre en nuestra vida y siga su propio rumbo.

Conectar con los demás implica darle un paso franco a esas personas para ser quienes son y obrar en libertad, a su antojo. Aunque nos lleven los demonios. Es aceptar incondicionalmente su esencia, sus deseos, sus inclinaciones.

No hablo de dejarse arrastrar por los demás y sus movidas, sino del hecho de aceptar el descontrol en nuestras vidas. De aceptar que alguien nos pueda querer incluso cuando nosotros queremos encerrarnos en nuestro caparazón. De aceptar que alguien se pueda marchar por la razón más tonta, e incluso sin razón.

Eso es algo que va totalmente en contra de nuestros instintos y de nuestra educación… Todo está orientado a que seamos tiranos de nuestra parcela individual de mundo y existencia, y que no aceptemos nada diferente a lo que nosotros deseamos y consideramos correcto y apropiado.

Algunos deciden unir sus parcelas por conveniencia, y así aparecen familias, comunidades y todos los demás niveles… Todos ellos, por supuesto, subyugados al control de los maxi-tiranos: personas que, por cualquier motivo, consiguen imponer sus criterios al resto, a gran escala. Esas que moldean a su antojo la sociedad y la cultura en la que habitamos y nos desenvolvemos.

Afortunadamente, [piopialo]a todos nos nace el instinto de rebelarnos[/piopialo]. Simplemente no somos capaces de no intentar cambiar las cosas y llevar nosotros las riendas… Para bien o para mal. Hay momentos donde nos dejamos llevar y no deberíamos, y hay momentos donde pasa todo lo contrario.

Pero no somos capaces de aguantar que otro nos diga «si esperabas al momento oportuno, era ese». No queremos ni pensar en que otra persona nos recrimine por no aprovechar cualquier oportunidad. No queremos dar explicaciones, ni que se nos cuestione. Solamente queremos que se nos acepte y no se nos juzgue.

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«Estoy en paz con el hecho de que las cosas que yo creí que eran fallos o debilidades eran, sencillamente, parte de mí. Me gustan.»

Y encima, no somos capaces de comprender por qué no nos pasa. [piopialo]Mientras veamos la vulnerabilidad como debilidad, mataremos la conexión.[/piopialo] No somos capaces de dejar que se vean heridas, fracasos, defectos… Preferimos escondernos y aparentar que somos intachables. Virtuosos. Inmaculados. Perfectos.
 

No somos capaces de conectar porque rechazamos nuestra humanidad.

Tampoco somos capaces de no pagarla con el mensajero cuando no nos gusta su mensaje. Especialmente si ese mensaje nos da donde nos duele, y sabemos que tiene razón. Sobre todo si dice que estamos haciendo el gilipollas, destrozándonos la vida y desperdiciando todo lo que tenemos.

Odiamos que la gente nos aconseje y mucho más que se crean que nos conocen. Sin embargo, también odiamos responsabilizarnos de nosotros mismos. Si una circunstancia externa nos jode, tendemos a cerrarnos a todo y a todos… ¡Como si eso arreglase algo!

Por esas razones, y por muchas otras que el orgullo, la vergüenza, la falta de memoria y las lágrimas no me dejan añadir (haciendo un pequeño homenaje a Nabokov)

Hoy dejo de lado mi habitual optimismo, y me quejo públicamente.

No estamos preparados para conectar…

Pero algunos no vamos a parar hasta que logremos cambiar eso.

Y personalmente, me inclino a tener fe por nuestras iniciativas. Comenzando con nosotros mismos, y llegando hasta donde podamos… Y un día, el mundo será distinto.

Brinda conmigo. ¡Por el idealismo!

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