L’homme qui aimait les femmes

Como reflexión para hoy, me apetecía pensar en esta magnífica película del director François Truffaut, que en España conocemos como El Amante del Amor.

En ella, se cuenta de manera retrospectiva la historia de un hombre cuyo funeral es lo primero que se nos presenta… Pero la historia, versa sobre su pasión por mirar y amar a las mujeres, y la necesidad que esto le genera. Necesidad de amarlas tanto. No obstante, lo más intrigante de toda la película es que fuera correspondido…

Y es de esto mismo de lo que vamos a hablar.

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Me he permitido el lujo de hacer mi propia reseña de la película y su argumento, para poder entrar mejor en materia. Disfrutad de ella:

La pelicula comienza con el entierro del protagonista, Bertrand (Charles Denner), al que curiosamente sólo van mujeres. Sin embargo, la historia es la de un hombre que no puede evitar sentirse atraído por ellas, siendo este el mayor de sus vicios, del cual nos hablarán durante toda la trama.

Su forma de observar la belleza en las mujeres que le rodean es muy particular: lo hace mirando detenidamente sus piernas, siempre observa con cierto disimulo la cadencia de sus pasos e intenta por todos los medios conseguir relacionarse con las que le interesan, logrando casi siempre su objetivo.

Nos relatan la historia con el personaje de la editora de la autobiografía que escribe Bertrand, con el mismo título que el original, haciendo de narradora de la misma. En ocasiones, el propio Bertrand hace de narrador (por ejemplo, toda la secuencia en la que se pone a mecanografiar, explayándose en los sentimientos que le producen las mujeres en general).

Por mi parte, la conclusión que saco es la que ya tiempo atrás veníamos comentando con ciertos escritos como La Magia de las Palabras y algunos otros sobre la Sensualidad.

No es sino el hecho de disfrutar y apreciar con intensa profundidad aquello que constituye a la persona que tenemos delante y la define. Pero no solo a la persona sino las sensaciones y emociones que nos aporta y produce en nosotros.

En cierto sentido, también se puede disfrutar bastante de las que nosotros mismos somos capaces de producir y transmitir a los demás. Y son éstas las que hacen cosas como las de nuestro amigo Bertrand. No es sino su actitud y su esencia manifestadas.

La energía sutil que le rodea, hace de él una persona cautivadora porque él mismo se siente fascinado por lo que hay en las mujeres, y lo demuestra con una pasión y una firmeza que pueden resultar abrumadoras, a veces incluso rayando el exceso.

No obstante… Es esa misma arrolladora pasión la que le permite vivir como lo hace.

Y la moraleja final de la película… Disfrutar de las pasiones, sin dejar que te arrastren. De lo contrario puedes acabar en la tumba antes de lo que tenías pensado.

Os la recomiendo encarecidamente, podéis aprender mucho de ella.

Kheldar

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