Dejarse llevar y rendirse a la magia
En la casa online de los Amorati están pasando cosas muy emocionantes… Y una de ellas ha sido que el compañero Gerardo Fernández quisiera destacar una de mis frases:
«Yo creo que la felicidad, el sueño y los orgasmos son las únicas cosas que, cuanto más las perseguimos, más se nos escapan… Y que cuando las dejamos estar y nos rendimos, acuden por sí mismas.»
La última newsletter de Jordan anunciaba un proyecto muy en consonancia con mi frase… Un taller llamado The Way of Non-Approaching (el camino del no-acercamiento, traducido a mano alzada). Al parecer, a lo largo de esa nota se pudo ver a Jordan desarrollar el concepto de mi frase de una manera interesante.
Algunas claves del mismo son:
- Todos enseñan a realizar acercamientos de manera compulsiva, y pocos te enseñan a ser feliz por tu cuenta.
- El 90% de los Amorati tiene algo en común conmigo: no hacemos «abordajes». Jamás.
- La pasión y la energía en nuestras vidas es lo que hace que las personas quieran involucrarse, compartirlas, formar parte.
Por eso, me voy a permitir darte una serie de consejos con los mismos objetivos que persigue el citado nuevo curso:
- En vez de aprender a ligar y que se fijen en ti, aprende a darte cuenta del efecto que produces en los demás y a detectar la atracción que ya exista; jamás de inventarla o tratar de forzarla.
- Para el problema de la atracción que verán muchos: concéntrate en dar una atención exquisita. El respeto y la curiosidad que demuestres pueden ser la clave para que te prefieran a ti.
- Antes de tratar de acabar con una «ansiedad» irreal, que no deberías tener si no intentas forzar las cosas… Procura que sea tu halo el que inspire, el que irradie la sensación de placer y bienestar, de aventura y de riesgo de acabar enganchado a ti.
El concepto detrás de todo esto es, de nuevo, acción sin acción.
Exactamente de la misma manera que no podemos hacer que una planta de bambú crezca más deprisa… Igual que primero crecerá de manera invisible a nuestros ojos, hundiendo sus raíces en la tierra para conseguir afirmarse lo suficiente para desarrollar su tallo sin ser arrancada por el viento…
Siguiendo nuestra propia naturaleza, creciendo desde el interior y desarrollando así nuestro potencial; en vez de sustituirlo por la fantasía de un jardinero que poco entiende de la belleza natural.
Practicando la misma paciencia del que ha sembrado bambú y sabe que no brotará hasta que haya fortalecido sus raíces…
Aprendiendo el ejemplo del bambú y del que lo cuida.
En esa clase de cosas puedo ayudaros… Y la primera de las cosas que puedo hacer, es compartir experiencias con vosotros.
Para ello, podéis ver todo lo que tengo preparado en mi nueva web. Ya he colgado las fechas de todas las quedadas que convoco de aquí al verano, con la hora y el sitio en abierto…
Prometí aventura, y eso es lo que traigo. ¿Te apuntas? 😉
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Un abrazo, y vuelve cuando quieras.
Kheldar
Que buena mañana leyendo esto. algunos consejos que recordar 😛
Me encanta opinar, aunque muy raramente encuentro alguien que guste tener una buena platica sobre estos temas.
Después de leerme un poco de Los hermanos Karamazov, puedo decir que las cosas de la vida se las busca uno, y no simplemente llegan por casualidad. En ocasiones así parece. A mi ciertamente me han tocado ciertas cosas que podría decir que me «cayeron del cielo»; pero en última instancia, también he tenido el poder de decidir si tomar eso o pasar de largo y esperar otra cosa. Y eso que no soy paciente. Ni deseo serlo tampoco.
También creo que cuando uno lucha por lo que quiere los resultados vienen, pues a mi parecer eso es más adecuado a simplemente quedarse uno a ver que pasa. La metáfora de la planta no me ayuda del todo, pues es evidente que posee muchas deficiencias. Sin embargo, explica sencillamente que uno solo tiene que dar y ver lo que hay de regreso. Con esto no me refiero a que alguien salga y haga sus 100 sargueos diarios. Eso es una locura -y pérdida de tiempo-. Alguna vez lo hice, y que conste que la fe en estas cosas parece no funcionar. Vaya ironía.
La felicidad depende de cada uno. Por eso mencioné a los Karamazov. Muy temprano en la novela, uno menciona una frase existencialista muy profunda, referida a la inmortalidad, y con ello, al paradójico hecho de vivir. Si bien, no me han dado una mamada espectacular o un buen forrazo mañanero -que bien podrían mejorar mi felicidad-, no puedo basar dicho éxtasis en cosas que me son realmente ajenas. Gloria a quienes lo disfrutan, pero para quienes se esmeran en conseguirlo -sin llegar al sobreesfuerzo- deberían bajar un poco sus expectativas y limitarse a disfrutar una salida con una chica bonita a pesar de que eso no les lleve a una noche desenfrenada de pasión. Incluso, si no «me besan después de 3 hrs de buena conversación, siendo ellas las que toman la iniciativa», al menos deberíamos contemplar la belleza que ya está ahí, como menciona Zan. Intentar menos que eso es privarnos del disfrute, pero buscar más que ello es abocarnos al fracaso. ¿Dónde escuché eso?
En fin, ya que es bien consabido que me encanta echar rollo, ya le paro. Que cada quien disfrute lo que le toque, y que aprenda a decidir si eso le gusta/interesa/o le da algo de provecho, es lo que puedo rescatar de todo ello. Pero también insto a que la gente luche por lo que crea que vale la pena. Que si fracasa o no lo logra, bueno… cuéntenme ustedes qué sigue.
Ya veremos sobre la marcha, si eso se cumple. Por lo mientras, solo enfoquémonos a lo que nos corresponde.
Me gusta ese consejo de dejarse llevar y rendirse a la magia. Creo que conocerse a uno mismo es la clave para hacer que esa magia florezca pero sobre todo que tu mismo puedas dejarte llevar y rendirte y no esperar que las cosas sucedan porque sí, porque lo necesitas o porque quieres que así sea 😀