Los círculos de hombres son una de mis alternativas favoritas para conectar y compartir
|

Por qué veo necesarios los Círculos de Hombres

Círculos de hombres no es más que una forma más de llamar a ciertos grupos, en principio.

A un grupo así podríamos llamarlo también cuadrilla, combo, manada, lote, gallada, pandilla o hasta comunidad… Por supuesto, todo ello en función de los grados de vinculación, permanencia, integración con la vida cotidiana de sus integrantes y sentido identitario y de pertenencia de los mismos.

Hoy me salgo un poco de mi tónica habitual para describir por qué le sigo apostando a este tipo de trabajo. Y tirando de sinceridad y de sana inmodestia, me gustaría que tengas en cuenta que sigo motivado e ilusionado después de llevar ya casi 15 años participando de esta clase de historias y creando mis propios círculos de hombres.

Porque solamente así se comprende bien lo que voy a contarte a continuación.

Los círculos de hombres no son una moda pasajera

Se llevan organizando desde que el mundo es mundo, exactamente igual que los círculos de mujeres y los círculos mixtos.

Y seguirán organizándose mucho tiempo después de que nuestros huesos se hayan descompuesto del todo.

Nuestra forma social más pura es la integración. La suma de diferencias. La conexión con polos opuestos con quienes, sin embargo, tenemos elementos comunes.

Y hoy más que nunca, se hacen necesarios.

Más que nada porque, cuando la diferencia es demasiado radical, hay ciertas cosas que se modifican para poder encajar mutuamente.

Perdemos cierto grado de autenticidad y echamos mano de otra figura: la de la deseabilidad social. Nos comportamos como creemos que seremos más agradables para el resto. Y esto funciona en ambas direcciones: hombres y mujeres no nos comportamos igual juntos que por separado.

Los círculos de hombres no son un movimiento de exclusión

Son una acción afirmativa en busca de una identidad común, que por diversos factores no se parece a la de las mujeres.

Por eso, nos sirven para hablar de nuestras cosas, tanto buenas como malas. Nos sirven también para poner sobre la mesa lo que nos afecta.

Son un movimiento de autoevaluación, reflexión y reconexión con la sociedad

En un círculo te puedes permitir expresar todo lo que te duele, te inquieta o te afecta. Y obtienes feedback de otros hombres.

Se puede hablar de todo. Lo cual incluye cosas de lo más curiosas, tales como…

  • Cáncer de próstata y otras afecciones que afectan exclusiva o predominantemente a hombres.
  • Pérdida de la identidad masculina y ausencia de referentes fiables para observarla y desarrollarla.
  • Conscripción militar obligatoria exclusiva del hombre (excepto en Marruecos), a menudo ligada al derecho a sufragio.
  • Mayor variabilidad y polarización en cuanto a condiciones de vida (por ejemplo; si me dices que la mayoría de los puestos de poder son ocupados por hombres, yo te responderé que también 3 de cada 4 personas sin hogar son hombres).
  • Mayor tendencia al suicidio y mayor número de tentativas que culminan en deceso.
  • «Desechabilidad» del hombre. Por ejemplo: mayor representación en trabajos de alto riesgo, y en consecuencia, mayor número de muertes en el trabajo.
  • Distinto trato ante la ley por ser hombre, sin mirar otras intersecciones (raza, edad, orientación sexual…).
  • El miedo a la violación y la violencia que se instila en mujeres jóvenes (y no tan jóvenes), y su efecto en las relaciones sociales, sexuales y sentimentales heterosexuales.

¡Pero no se limitan a esos temas! Cada círculo trata lo que necesitan sus miembros en cada momento.

Y son un movimiento necesario, porque todos los extremos se terminan tocando y los pendulazos siempre vuelven al otro lado…

Por eso, necesitamos espacios donde simplemente se pongan las cosas en su sitio y seas tú el que se desplaza para observarlas.

Tal como sucedió en los encuentros para presentar Evolu100Hombres en Barcelona, Madrid y Valencia; estos y otros datos se presentan simplemente como algo a observar.

Sin victimismo, populismo ni demagogia. Y por supuesto, sin pena, vergüenza ni señalar culpables.

Porque, si en algo estamos todos de acuerdo, es que…

Si nosotros mismos estamos mal, no podremos relacionarnos sanamente con nadie.

¡Y el mundo de hoy parece diseñado específicamente para que nadie esté bien por mucho rato!

Es decir, para que nos enfrentemos no sólo con los demás, sino que hasta con nosotros mismos.

Por eso, recuerda siempre que somos mucho más débiles e influenciables cuando estamos enfrentados

Todo lo mencionado hasta ahora son circunstancias que se dan actualmente y que nos afectan a todos de un modo u otro.

Pueden gustarnos más o menos, y podemos querer discutirlas, relativizarlas o negarlas; pero ahí seguirán estando. Porque van más allá de nosotros y de nuestras opiniones o sentimientos personales.

Y sucede que algunos no creemos que por obviarlas o dejar de hablar de ellas vayan a dejar mágicamente de existir.

Antes bien, siempre habrá alguien de pensamientos más radicales y con más ganas de armar gresca que nosotros que utilice nuestro silencio para decir que mentimos, que ocultamos información a sabiendas y que queremos manipular a las masas.

Por eso, nos sirven para estar informados y poder hacer cambios efectivos con conocimiento de causa.

Pues al final del día, los círculos de hombres son un elemento de conexión, de expresión y de seguridad

Exactamente igual que queremos integrarnos con la esencia femenina y empaparnos de ella, también necesitamos explorar y expresar la nuestra.

Y eso nos sale mucho más fácil en un entorno donde no uno no se siente observado, medido, catalogado y juzgado por lo que es, ni por lo que puede aportar.

Pues ocurre que no hay que olvidar algo…

Vivimos en un mundo plagado de separaciones, enfrentamientos, agresiones, manipulaciones y explotaciones… Y exactamente igual que vosotras, necesitamos nuestro refugio.

Puesto que, si queremos convertir la mierda en oro, ¡necesitamos aprender alquimia en algún lado!

Es más: necesitamos estar seguros de lo que hacemos antes de ensayarlo cerca de alguien que nos importa… Como tú.

Además, puedes creerme si te digo que estaremos más que felices de compartir contigo lo que aprendamos y las transformaciones que logremos gracias a los círculos de hombres.

Hay cosas que forman parte de nuestra esencia y necesitan ser honradas y debidamente canalizadas… Pero si nos cortas las alas y nos fuerzas a ser como quieres que seamos, no tendrás a tu lado a un hombre libre. Tendrás a un camaleón.

Nos obligarás a destruir a la persona que realmente somos, como diría Jim Morrison.

Pero, sólo para que lo sepas…

En los círculos de hombres podemos ser nosotros mismos y sentirnos simplemente a gusto siéndolo. Tal como queremos lograr a tu lado… Claro está, si puedes aguantar nuestra esencia sin cortar y ofrecernos la tuya del mismo modo.

Hay muchos motivos para buscar círculos de hombres y unirse a ellos

Algunos de mis favoritos son estos:

  • Intercambiar información acerca de deportes o artes marciales y practicarlos juntos.
  • Conversar acerca de nuestra identidad, a menudo con un énfasis en mentalidad, actitudes y hábitos.
  • Hablar del empleo y de los estudios, y del valor que realmente nos aportan y nos ayudan a aportar al mundo.
  • Discutir también de si solamente valemos por lo que podemos darle al resto, y acabar descubriendo que valemos simplemente por Ser y Existir… Como los bebés, las mujeres y las mascotas que tanto amamos, parafraseando un chiste.
  • Comunicarnos en materia de sexualidad y relaciones lejos de influencias que nos hagan querer parecer impecables, facilitando la tarea de abrirnos.
  • Compartir nuestras ambiciones, propósitos, estilos de vida y deseos sin ser juzgados o catalogados por ello.

Y mi gran favorito: prepararse para poder formar parte de círculos mixtos y de comunidades locales, globales o virtuales

Igual que Zygmunt Bauman, creo que no es lo mismo tener una red de contactos o una red social (es decir, algo que en cierta medida puedes controlar) que ser parte de una comunidad… Puesto que esta última escapa a tu control y solamente puedes aceptarla como es e influir en ella en cierto grado; o simplemente alejarte y no formar parte de ella.

Y ya que el modo de vida actual nos prepara para escondernos de las diferencias y aceptar solamente lo que se asemeja a nosotros… En un círculo de hombres le llevamos la contra a eso.

Unidos aprendemos a abrirnos a la comunidad, a dejarnos penetrar por la vida y a dejar de lado el impulso de controlarlo todo.

Entre otras cositas.

¡Pero no soy el único hombre que ha participado en círculos de hombres o los ha formado!

Y mis experiencias e impresiones solamente me representan a mí en un determinado momento de mi vida.

Procuro evolucionar y desarrollarme tanto como puedo sin perder de vista ciertas referencias; pero llegará un momento donde elimine mi personaje actual y me cree otro totalmente nuevo. Puede que me quede mis rasgos favoritos y aquellos que sean inalterables, pero poco más.

Por eso no quiero centrar esta historia en mí, sino en el poder del grupo nuevamente.

Si tú, como hombre o como mujer, has presenciado algo que te parezca reseñable o digno de mención en tu persona o en alguien cercano a ti tras haber participado de los círculos de hombres que conozcas; te agradecería que nos lo cuentes en los comentarios.

Un abrazo y hasta la próxima entrada.

¡Ahora te toca expresarte a ti!

  • ¿Has participado en círculos de hombres, de mujeres o mixtos? ¿Cómo ha sido tu experiencia?
  • ¿Te causa curiosidad la existencia de grupos y espacios donde puedas ser tu mismo desde la responsabilidad y sin tener que pedir perdón ni permiso?
  • ¿Cómo crees que te ayudaría el poder hablar de todo lo que te afecta y te preocupa?

Te leemos atentamente en los comentarios.

Publicaciones Similares

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *